Javier Solórzano Zinser

La agenda del embajador

QUEBRADERO

Javier Solórzano Zinser*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Javier Solórzano Zinser
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Al embajador de EU en México, Ken Salazar, le están tocando momentos singulares y quizá únicos en la relación bilateral, entre otras razones, porque suponemos que no es fácil entenderse con el Presidente mexicano.

Ken Salazar se ha salido de esquemas de otros embajadores. Tiene la ventaja de estar cerca de Joe Biden, todo indica que hay comunicación directa, la cual no necesariamente pasa por el Departamento de Estado.

Sin embargo, a ciertos sectores de EU no les está gustando su gestión, porque presumen tiene una cercanía con López Obrador.

El último lío fue la desafortunada declaración del Presidente sobre la Estatua de la Libertad que de seguro no le gustó a nadie, los festejos y balaceras del 4 de julio ayudaron para que por ahora se diluyera su provocadora expresión; presumimos que no habrá acuse de recibo ni del gobierno ni de la embajada, pero se sigue llenando el vaso.

Ken Salazar nos decía hace unos meses que cuando habla con López Obrador no deja de decirle lo que piensa y que son públicas las diferencias. Con la Reforma Eléctrica se manifestaron las diferencias, el embajador dijo una y otra vez que no estaba de acuerdo con el texto original.

La nota de ayer en primera plana en el NYT mueve más las aguas, artículo que, por cierto, se iba a publicar desde hace algunas semanas. Se le señala al embajador el tener una gran cercanía, con todo lo que esto quiere decir, con el Presidente. Es probable que así sea como parte de la necesaria comunicación, pero pensar que está sometido no tiene sentido, porque antes que nada su obligación es defender los intereses de su país; como sea, habrá que no irse con las fintas.

Lo que sí deberá explicar el multicitado embajador es el hecho de que haya metido en su agenda las elecciones del 2006 y el tema de las ONG, el cual ayer fue respondido con claridad por María Amparo Casar, temas que no se pasa por alto que sean de primera importancia para López Obrador; a querer o no terminó por jugar en favor del tabasqueño.

A menudo no queda claro si ante EU, López Obrador quiere manifestar posiciones políticas o lanzar declaraciones provocadoras, hecho que suele suceder en el tabasqueño como una constante.

Los indicadores previos al debate sobre la Reforma Eléctrica tuvieron en el Parlamento Abierto espacios realmente importantes para que la reforma tuviera cambios que permitieran llegar a consensos; sin embargo, no se hizo un solo cambio ante lo cual el embajador manifestó sus abiertas diferencias, el resto de la historia es conocida.

La comunicación directa presumimos que pasa también por la Cancillería y es quizá esta instancia la que logre destrabar asuntos que en Palacio Nacional no caminan, hay suficientes evidencias de que al Presidente no le pasa necesariamente por enfrente la diplomacia.

La reunión del 12 de julio va adquiriendo importancia. La migración es fundamental y por los acuerdos alcanzados en la Cumbre de las Américas, a la que no asistió el Presidente, junto con los graves problemas de los migrantes como sucedió en San Antonio, el tema estará en el centro junto con el narcotráfico y la economía.

Coloquemos también en el radar la reunión de noviembre del T-MEC en México, porque pudiera ser que para EU y Canadá sea el punto de partida para crear una economía trilateral fuerte, bajo la nueva geopolítica que está naciendo en el mundo pensando transformar en lo económico el sureste de México y CA.

Con todas las contradicciones evidentes somos de la idea de que es mejor ver a Ken Salazar entrar y salir de Palacio Nacional que no verlo, pero no perdamos de vista lo que está pasando en medio de lo inédito que esto está resultando. 

RESQUICIOS.

Dice el Presidente de Morena que es “ridículo” que el INE no permita reuniones masivas que podrían ser actos anticipados de campaña. Quizá lo sea, pero la ley fue hecha y aprobada, entre otros partidos, por las exigencias de quienes llaman “ridícula” la decisión del instituto; lío en puerta.