¿“Injerencista”?

QUEBRADERO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La violencia contra periodistas es un asunto que no sólo está en el radar de diferentes sectores de EU, el tema se ha convertido en referencia de muchas instancias, lo que incluye organizaciones sociales y gobiernos, porque la situación es cada vez más delicada y se ha agudizado.

El tuit del secretario de Estado de EU, Antony Blinken, sobre el “alto número de periodistas asesinados en México este año y las continuas amenazas…” se viene a sumar a las muchas voces sobre la abierta preocupación en relación a lo que está pasando en el país con los periodistas.

Es probable que al gobierno le haya calado el tuit de Blinken, porque quien lo vino a decir es el segundo de a bordo del gobierno de EU, a lo que se suma que se dio tiempo para hacerlo en plena crisis entre Rusia y Ucrania.

La reacción del Presidente no necesariamente es la mejor respuesta por más que se utilicen conceptos como intromisión en nuestro país. Acusar como “injerencista” el tuit de Blinken no responde a lo que se vive en el país y más bien se suma a otras instancias en que se han hecho afirmaciones mucho más rudas. Ayer la Casa Blanca no dejó pasar la respuesta del tabasqueño vía su vocera al asegurar que “Blinken habló con base en hechos”.

Las muchas declaraciones de Donald Trump hubieran merecido respuestas más severas, incluyendo la más reciente en el sentido que EU debiera hacer algo similar a lo que está haciendo Putin en Ucrania en el sur de su país. Siendo candidato López Obrador fue severamente crítico contra Trump, pero al momento de llegar a la Presidencia su belicosidad pasó a segundo plano.

No es grato lo que dijo Blinken, pero es cierto. El periodismo mexicano está pasando por una transición dolorosa. El mismo Presidente ha creado, a querer o no, escenarios complicados porque ha colocado al ejercicio periodístico en medio de disyuntivas que llevan a un rompimiento con el origen mismo de la práctica periodística.

Ha desarrollado una estrategia, que, si bien no es nueva, recordemos los tiempos del tabasqueño como dirigente, como Jefe de Gobierno y candidato, ha provocado que diversos periodistas estén expuestos en medio de una sociedad confrontada y dividida.

No está de por medio el derecho que tiene el Presidente a responder a las críticas o comentarios que se hacen en los medios o en las redes, lo que está de fondo es que en medio de la confrontación se van cerrando los espacios para el debate de las ideas y el análisis de fondo de que plantean los periodistas junto a sus críticas e investigaciones.

Plantear que los periodistas deben definirse bajo el estar conmigo o estar contra mí, lleva a un maniqueísmo y a una militancia periodística que no procede con el sentido de la profesión.

Independientemente de estas consideraciones, estamos llenos de evidencias de que en muchas comunidades del país el periodismo está entre la espada y la pared.

La obligación del Gobierno está en crear condiciones para el ejercicio de cualquier profesión. Sumemos a esto que muchos casos de periodistas asesinados siguen sin resolverse, lo que lleva a que aquellos que perpetran las agresiones sigan cometiéndolas. Todo queda en la impunidad porque, además, los agresores en muchos casos saben que si entran a la cárcel pueden salir pronto.

Está en la convicción del Presidente cambiar las cosas. A menudo hace referencias a ello como si el cambio ya estuviera entre nosotros. Sin embargo, en la medida en que pasa el tiempo hemos ido viendo que en muchas áreas seguimos atorados, como es el caso de la violencia contra los y las periodistas.

RESQUICIOS

Pocos asuntos tan dolorosos y tristes como el caso de la guardería ABC. Fue un drama en medio de la negligencia en cuanto la seguridad y prevención en el inmueble. Por alguna razón el presidente de la Corte hizo una serie de referencias sobre las presiones que vivió sobre el caso, las cuales debieron haber sido hechas hace tiempo; lo debió hacer por las familias que perdieron a sus hijos.