Jorge Camacho

Feliz 2022

ELUCIDACIONES

Jorge Camacho *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Jorge Camacho 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Como a inicios de cada año, no hay nada mejor que felicitar y desear lo mejor para los doce meses que siguen. La costumbre invita al optimismo y a la reconciliación, a dejar los malos pensamientos y propósitos y renovar la confianza en la vida. El verdadero milagro anual es la vida, lo demás es menor, apenas significativo frente a la profusión de la existencia. 

Frente a la realidad hay motivos suficientes para que los buenos deseos se cumplan, para que la enmienda adquiera sentido, para que inauguremos el año de la mejor manera. Luego, claro, llegarán decepciones y fracasos, pero no como circunstancias necesarias, sino como consecuencia de la vida misma. Merece la pena prepararse también para adoptar esos momentos de la mejor manera, como expresión de la realidad de nuestra existencia. Como cada año habrá derrotas y victorias, pero todo se suma a nuestra vida, a la plenitud de la existencia. Negar la posibilidad de fracasar es negar la vida misma. Aceptarlo es reconocerla. Los buenos propósitos y las buenas intenciones reconcilian con la vida, pero sobre todo con nosotros mismos. Cada quién sabe qué debe mejorar o en qué amerita esforzarse. Pero como país también tenemos retos que el nuevo año nos permite afrontar con el optimismo de los principios.

La pandemia de la Covid-19 ha causado estragos en estos meses, muchas vidas se han perdido, muchas familias han vivido la tragedia. Pero el Gobierno, peor que mejor, ha realizado una campaña efectiva de vacunación que nos permite mirar con esperanza el futuro. Desde luego, no se ha ido la epidemia, pero nos hemos habituado a vivir con ella, somos más conscientes y prudentes, y por tanto menos expuestos a contraer el virus. No implica esto que no lo contraigamos, pero sí que nuestro actuar es más precavido. Todo indica que paulatinamente la virulencia de la Covid-19 cederá en su intensidad.

También en este año celebraremos elecciones decisivas en seis estados, en una nueva fiesta de la democracia. Será el momento de oír a los candidatos, de evaluar propuestas, de contrastar idearios. Será el momento en que los ciudadanos vuelvan a decidir quién será el ganador. Desde aquí deseo que las campañas y los comicios se desarrollen en igualdad de condiciones, que no se compre el voto, que se respete la ley de financiamiento de los partidos. Antes, sin embargo, tendremos que decidir sobre la revocación del mandato del Presidente Andrés Manuel López Obrador. En realidad, el ejercicio se antoja prescindible, puesto que el Presidente fue elegido por seis años, pero al menos servirá para tomar el pulso a su Gobierno. Esta votación exige un gran esfuerzo al Instituto Nacional Electoral, quizás la institución ciudadana más emblemática y reconocida de México. No parece que los obstáculos que rodean a esta elección por parte del Ejecutivo y el Legislativo sean gratuitos, pero el INE tiene la fuerza suficiente como para organizar una elección representativa.

A deber queda el combate al crimen organizado, verdadera plaga que ha vuelto a México en un lugar peligroso y amenazado sin excepciones. Cabe esperar que el Ejecutivo se tome en serio la seguridad de sus ciudadanos, porque es una de sus funciones primordiales.

En fin, que el Año Nuevo ya inició, que no siendo otros quizás podamos ser algo mejores, que tenemos retos por delante y que todos juntos podemos hacer un mejor país.