Jorge Camacho

¿Qué liderazgo se necesita?

ELUCIDACIONES

Jorge Camacho*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Jorge Camacho
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

“L a frivolidad consiste en tener una tabla de valores invertida o desequilibrada en la que la forma importa más que el contenido, la apariencia más que la esencia y en la que el gesto y el desplante —la representación— hacen las veces de sentimientos e ideas.” Así lo expresa Mario Vargas Llosa y me da pauta para hablar de la actualidad politica.

Aspirar a dirigir una nación es un asunto muy serio, va de por medio vidas, millones de vidas, que significan satisfacción de alimentos, vivienda, salud, educación, empleo, ingresos, protección social, seguridad pública, justicia, y en conjunto estabilidad política, paz social, desarrollo, estado de derecho. Combatir todo lo que impide lo anterior, la corrupción, impunidad, desigualdad de oportunidades y de desarrollo, la colusión entre gobernantes y sociedad con el crimen organizado.

Implica un liderazgo genuino, claridad en la visión de país y en la misión del gobierno y sociedad para que se cumpla esa visión, un diagnóstico acertado, una estrategia correcta y capacidad para ejecutar los programas y acciones. Que el hombre o la mujer con este liderazgo sea conocido y aceptado por gran parte de la sociedad por sus convicciones y pensamiento acerca de adónde quiere dirigir al país, que surja más que de los partidos, de la sociedad, aunque tengan militancia.

El riesgo de las naciones es que no siempre llegan al poder los hombres o mujeres con el liderazgo que se requiere, llegan liderazgos de papel y televisión, de cola, es decir por estar formados en la fila, o liderazgos inflados con el cargo que tienen en el gobierno o en los partidos que dirigen, que de no estar ahí nadie los conocería.

Llegar a dirigir a una nación con este tipo de liderazgos es muy peligroso porque en realidad no desean dirigirla, ni idea tienen de sus necesidades y menos de las soluciones, o cuando las tienen es sólo para encubrir su verdadera motivación: el poder por el poder, los beneficios que les reporta a sus vidas particulares, privilegios, enriquecimiento, egolatría, negocios, farándula, estatus personal, todo esto por encima de las necesidades de la sociedad, de la nación, de la gente.

Estos liderazgos de papel y televisión que se forman en giras de trabajo, en templetes y escenarios construidos a modo, con porras ensayadas, utilizando recursos públicos, que se crean al cuarto para las doce y sin pudor, son los que no le dan nada a México.

La grave problemática del país ya no puede estar en manos de este tipo de liderazgos, ya no podemos los mexicanos seguirles entregando el país, dándoles el voto, a esos liderazgos se les está cayendo el poder que antes tenían para engañar y mantenerse en el poder, hoy la ciudadanía sabe que tiene el poder y conoce más los vicios y las virtudes de quienes aspiran a dirigir al país.

Los ciudadanos son quienes deben darle un fuerte impulso al sistema democrático que considera al pueblo como el titular de la soberanía. Todo indica que el desinterés de los partidos hacia el ciudadano seguirá como hasta ahora, por eso sería deseable nuevas formas y maneras de convencimiento.