Josefina Vázquez Mota

Más de 9 mil menores asesinados por el crimen organizado

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Josefina Vázquez Mota
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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E n México, siete menores de edad mueren asesinados cada 24 horas, las cifras de asesinatos contra niñas, niños y adolescentes va en aumento.

De acuerdo con la Red por los Derechos de la Infancia en México (Redim), hasta noviembre del año pasado, 9 mil menores fueron asesinados, de los cuales, el 70 por ciento por disparos de arma de fuego.

Niñas, niños y adolescentes son víctimas de la violencia criminal, son quienes en ocasiones fueron abatidos por encontrarse en el lugar incorrecto o por viajar en un vehículo que es atacado. Son víctimas de una masacre que parece no tener fin.

Apenas leía las noticias de un ataque armado contra una camioneta que ha dejado cinco muertos, dos de ellos menores, esto en la población de Las Badajas, en Veracruz; y como esta noticia, podemos encontrar similares en toda la República.

Menores de edad, que son presas de enfrentamientos entre grupos criminales, o bien, que son asesinados porque forman parte de las filas de la delincuencia organizada, ya que son usados como halcones, distribuidores de sustancias químicas ilegales, carne de cañón, entre otros.

Hasta ahora, las políticas públicas en materia de seguridad no contemplan una estrategia específica que garantice la prevención, atención, rehabilitación, la seguridad física y emocional de las niñas, niños y adolescentes en nuestro país.

La indiferencia de las autoridades federales, por este sector de la población, es inadmisible, sus voces no sólo no son escuchadas, sino que no hay un mínimo interés en ellos, pues la estrategia de seguridad no los contempla.

Es por todas y todos conocido que cada día mueren más menores a causa del crimen organizado, esa violencia criminal que lamentablemente comienza a normalizarse.

Por eso desde el Senado, a través de la Comisión de los Derechos de la Niñez y de la Adolescencia, en conjunto con la sociedad civil organizada, hemos presentado reformas que defiendan y garanticen los derechos de éstos y su interés superior.

No es sencillo, las resistencias persisten cuando las políticas públicas son centralizadas y obedecen intereses de grupo o de un solo hombre; si bien hemos logrado en el Senado poner a nuestra niñez y adolescencia por encima de colores partidistas e ideologías, mientras ellas y ellos no sean parte de la agenda pública de Palacio Nacional, seguirán en el olvido.

Nuestras niñas, niños y adolescentes tienen derecho a una vida libre de violencia, tienen derecho a vivir en paz. Ya basta de una estrategia de seguridad que abraza delincuentes, y cuyos balazos matan a inocentes.