Josefina Vázquez Mota

Educar sí, golpear y humillar no

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota
Josefina Vázquez Mota
Por:

Martha recordó que su miedo al abandono, a ser humillada, no empezó en la adolescencia, sino de niña. Su mamá ejerció violencia física, verbal y emocional. La golpeaba si sus hermanos menores se caían o pori no sacar 9 o 10.

“Mi papá por no tener problemas no se metía, solo si de acuerdo a sus criterios ella se excedía. Una vez me pegó por hacerme pipí. Ella tenía uñas largas y me rasguñó el cuello. Papá se enojó y dijo ‘así no son las cosas’”, narra.

Martha no sabía que era violencia, creyó que era por ser mal hija o mal estudiante. “Un día me puso orejas de burro y me sacó al patio a hacer la tarea y los vecinos me vieran por haber sacado seis. A mi hermano le pegó tan fuerte con un sartén en la cabeza que se quedó con el mango en la mano, no lo descalabró”, cuenta.

En lo que va del año en México han fallecido mil 800 menores por violencia, 55% son homicidios culposos y 45% dolosos. Casi 10 mil niños han ingresado por violencia a los hospitales, 2 mil 500 por violencia sexual (90% niñas), y 60% por accidentes en el hogar por estar jugando, según el Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes.

Por ello en el Senado aprobamos reformar la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes y el Código Civil Federal, para prohibir el castigo corporal y humillante desde un enfoque preventivo para la intervención pública temprana y atención de este tipo de violencia, es decir, no es abordado penalmente.

Se busca establecer mecanismos de política pública que prevengan violencia en escuelas, centros deportivos y de recreación; y crear programas de crianza positiva, pues los golpes correctivos están normalizados y no se consideran violencia.

UNICEF indica que en México el castigo corporal y humillante es preocupantemente, más del 60% de 1 a 14 años son sujetos a agresión psicológica y castigo corporal en su hogar.

La Fundación Guardianes en su encuesta de agosto resalta que el 40% sufrieron violencia psicológica y física en sus hogares durante la contingencia sanitaria por Covid19.

Urge erradicar y prohibir cualquier tipo de violencia contra nuestra niñez por los efectos nocivos en su desarrollo, y que derivan en consecuencias como alcoholismo, consumo de drogas, daño auto-inflingido, tendencias suicidas, dificultades para internalizar normas; y sin duda, la normalización de la violencia como el referente más importante en sus vida.

Llevamos siglos sin reconocer a las niñas y los niños como sujetos de derechos, y es nuestra responsabilidad salvaguardar su interés superior.

Educar con amor y con límites es sin duda más difícil que soltar golpes, ofensas, torturar con cigarros y fracturas. Hay quienes pueden afirmar que un pellizco o un chanclazo es menor. Es tiempo de reaprender que existen caminos no violentos.

Si queremos y exigimos una sociedad donde la paz sea un derecho y no una excepción, en donde vivir sin miedo sea un anhelo posible de construir, debemos empezar en nuestro metro cuadrado, o de lo contrario, las niñas, niños y adolescentes reproducirán el círculo de la violencia en la edad adulta.