Josefina Vázquez Mota

Una vida libre de mendicidad infantil

SIN MIEDO

Josefina Vázquez Mota *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Josefina Vázquez Mota
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Hoy en México es muy común ver a nuestras niñas, niños y adolescentes en situación de mendicidad, es decir, pidiendo limosna para el propio menor o para un tercero, esto puede ser por diversos factores, algunos de ellos la trata de personas o subsistencia familiar.

Ninguno de nuestros niños, niñas y adolescentes deberían estar en esa situación; sin embargo, los menores en mendicidad forzada van en aumento, basta con mirar a nuestro alrededor para detectarlos.

De acuerdo con la organización civil Pozo de Vida, en México se calcula que existen cerca de 260 mil niñas y niños abusados a través de explotación sexual, mendicidad forzada y trabajos forzados.

Datos del Coneval arrojan que la mitad de la población infantil vive en condiciones de pobreza: 3 millones 720 mil se encuentran en pobreza extrema, y uno de cada 10 no asiste a la escuela.

Se destaca que, de acuerdo con la medición 2017 del Inegi, 3.2 millones de menores de entre 5 y 17 años tienen que trabajar, de éstos 2.1 millones lo hacen en actividades no permitidas, y 1.1 millones trabajan en labores domésticas no adecuadas, y en este contexto la mendicidad infantil se plantea como un problema en aumento.

Por lo anterior es que presenté una iniciativa que ya fue aprobada por unanimidad en Comisiones del Senado de la República, para modificar el artículo 44 de la Ley General de Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes, con la intención de incorporar por primera vez el concepto “mendicidad” en su articulado.

Además de promover el mejoramiento de las herramientas de detección de las diferentes modalidades de mendicidad, y el desarrollo de protocolos para poder abordar esta problemática de la mejor manera posible y poder garantizar el sano desarrollo de nuestra niñez y adolescencia.

También, la de procurar el acceso a una vida libre de condiciones de mendicidad en cualquier modalidad, entendiendo por esto toda situación que implique solicitar limosnas para él o para un tercero.

Es prioritario establecer la obligación de quienes ejercen la patria potestad, y la

corresponsabilidad del Estado, a velar por el sano desarrollo de niñas, niños y adolescentes, el cual debe estar libre de condiciones de mendicidad.

Es terrible el delito de trata de personas en la modalidad de mendicidad forzada, que obliga a las niñas, niños y adolescentes a pedir dinero para los adultos o redes criminales que se dedican al secuestro y robo de menores, para estos fines en otros lugares del mundo.

Muchas veces las niñas, niños y adolescentes son lastimados, quemados o mutilados de sus brazos, ojos, entre otros, esto con el propósito de generar lástima a la gente para que reciban más limosnas de lo normal. Ésa es la crueldad que vive nuestra niñez y adolescencia en nuestro país, y es hora de trabajar por ellos para que tengan una vida libre de mendicidad.