Julia Santibáñez

¿El futuro ya es femenino?

LA UTORA

Julia Santibáñez*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Julia Santibáñez
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

“Creo que estoy embarazada, Laura, le dijo por fin [...] Lo único que era claro y resultaba difícil de ocultar era la angustia. Tenía mucho miedo y no sabía qué hacer, pero no quería que nadie lo supiera. [...] No me veo como mamá todavía. Además apenas tenemos un año en la universidad [...] Me siento muy sola”. Liliana, con 18 años, corrió con suerte: un médico “la hizo sentir de lo peor, pero no la mató”, señala Cristina Rivera Garza en El invencible verano de Liliana.

A los 23 años, la francesa Annie Ernaux se ve con un embarazo no deseado. Lo inmediato es abortar, pero en Francia está prohibido (es 1963) y debe buscar una opción en lo oscurito. El padre del niño se escabulle. En El acontecimiento narra el castigo social, el miedo, la vergüenza, el tabú de hablar del asunto, pero tener que llegar al final, porque la preñez es un problema lacerante únicamente de ellas, de nosotras, aunque sobre su interrupción todos opinen. En la columna “Desembarazarse: varias lecturas” dije en 2022: “Si bien cada legrado es ritual de una persona, en él hacen eco la familia, la religión, el dueño del esperma, los medios, el hormonar, imperativos de género, el discurso dominante de la maternidad es siempre una buena noticia”. Así.

Ernaux va a una clínica. Le colocan una sonda y días después empieza a sangrar. “Estaba tendida en la cama sin moverme y O. me pasaba toallas de baño que se empapaban rápidamente [...] Pensé que iba a morirme de una hemorragia”. Treinta años más tarde, la Premio Nobel 2022 escribe el libro donde expresa “lo que se me revela como una experiencia humana total de la vida y de la muerte, del tiempo, de la moral y de lo prohibido, de la ley”. Qué pavoroso. Qué esperanzador.

El 6 de septiembre, la Suprema Corte de Justicia de México aprobó que toda persona pueda abortar en instituciones federales de salud, como IMSS o ISSSTE. Aplaudo la noticia. Será un avance enorme si las autoridades hacen su trabajo y en pronto esto se vuelve un derecho real, si tener hijos en el país es sólo una decisión voluntaria. Pero como señaló con acierto la argentina Tamara Tenenbaum en la Revista de la Universidad: esquivemos el optimismo excesivo, porque repetir el eslogan “El futuro es femenino” puede relajarnos, hacernos creer que ya se logró la equidad de género. Y falta mucho, aunque tengamos dos candidatas a la Presidencia. Entre otras urgencias es necesario normalizar socialmente el aborto y quitarle el tizne social, gestionar en conjunto opciones colaborativas de crianza, porque es inviable que una sola persona (en general la madre, precaria, sin ayuda), mantenga niños, trabaje dos jornadas, los ame y bieneduque.

La maternidad, en sus variantes asépticas y grasas, debe ser asunto del Estado. De todos. Hoy el futuro no es femenino.