¿Por qué el Mundial es en Qatar? 

EL ESPEJO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Qatar no es ninguna potencia futbolística, sirva como evidencia el resultado de su debut mundialista frente a Ecuador este fin de semana. Tampoco se trata de un país particularmente extenso, pues sus 11,571 kilómetros cuadrados lo hacen más pequeño que el estado de Querétaro; ni muy poblado, pues de los 2.7 millones de personas que viven ahí, menos de 300 mil son originarios de este emirato, por lo que sólo 10% de sus habitantes es ciudadano qatarí. ¿Entonces por qué el evento internacional más visto del planeta está desarrollándose en este pequeño país árabe?

La respuesta principal no tiene mayor ciencia: el dinero. Qatar ha tirado la casa por la ventana gastando para la organización de este Mundial más que ninguna otra sede previa. El gobierno qatarí ha gastado aproximadamente 220 mil millones de dólares, que hacen palidecer al gobierno que más gastó en las últimas 7 ediciones, que fue Brasil con una inversión de casi 15 mil millones. Es decir, el gobierno de Qatar ha gastado en su mundial 15 veces más que cualquier otro gobierno en las últimas décadas.

Igualmente, está ampliamente documentado y acreditado —tanto por medios de comunicación así como autoridades, especialmente las estadounidenses— cómo los qataríes repartieron sobornos a diestra y siniestra entre los representantes de múltiples federaciones de futbol para que votaran por ellos como la sede mundialista. No se trata de la primera ni la última vez que la Federación Internacional de Futbol Asociación (FIFA) aparece involucrada en un escándalo de corrupción y, en el caso de la votación que se dio para la sede de 2022, múltiples integrantes de la FIFA han aceptado que recibieron sobornos a cambio de su voto. En este caso, siempre hay que recordar que la FIFA es una organización internacional, pero no una conformada por países, sino por los dueños de los diferentes equipos que componen a la federación, porque todo esto es un negocio.

Y para Qatar todo lo que sólo cueste dinero está al alcance de la mano, pues tiene una posición privilegiada al encontrarse sobre el campo de gas más grande del mundo y sobre las treceavas reservas petroleras más importantes, más grandes que las de China y poco menores que las de Estados Unidos, que está en la posición 11. Pagar por obtener la Copa del Mundo es, en términos relativos, un pequeño gasto comparado con lo que Qatar espera recibir de este Mundial: mejorar su posición geopolítica.

Porque Qatar, al ser ese pequeño país nadando en una fortuna de recursos naturales, se ha convertido en el 4º país con mayor riqueza per cápita, pero vive a la sombra de gigantes que siempre han amenazado al pequeño Estado que recién obtuvo su independencia de Reino Unido en 1971. Colocado al centro de la región conocida como Medio Oriente, Qatar convive con gigantes como Irán, Emiratos Árabes Unidos, Arabia Saudita o Irak. Qatar está intentando convertir la mayor cantidad de dinero posible en poder e influencia internacional que le permitan equilibrar la asimetría de poder que vive en la región. Por eso mismo compraron y han usado la marca del equipo Paris Saint-Germain o tienen su televisora internacional, Al-Jazeera. Todo lo que les cueste dinero a los qataríes, les sale barato.