Leonardo Núñez González

Israel, perdiendo contra los terroristas

EL ESPEJO

Leonardo Núñez González*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Leonardo Núñez González
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Los perpetradores de un ataque terrorista no tienen la intención de derrotar en una acción al enemigo. Todo lo contrario, sabedores de que se encuentran en una posición de desventaja ante un adversario más fuerte, los terroristas buscan generar la mayor difusión de miedo entre la población y provocar una reacción extrema y desproporcionada en el bando contrario, incluso a costa de sus propias vidas, que termina por beneficiar al propio discurso de los terroristas.

Sería insensato tratar de decir que las acciones de Hamas contra la población civil en Israel se encuentran justificadas. Es innegable que el Gobierno de Benjamin Netanyahu ha sometido a la población palestina, tanto en la Franja de Gaza como en Cisjordania, a unas condiciones de vida deplorables y que ha avanzado violentamente en la ocupación de sus territorios. El despojo y la violencia que el Estado israelí ha ejercido contra los palestinos son inocultables y forman parte de un conflicto milenario entre dos naciones en disputa. Sin embargo, es muy difícil que la comprensión de un conflicto permita perdonar las acciones terroristas en nombre de esas injusticias.

Los ataques terroristas de Hamas son absolutamente condenables y, dado que además se configuraron como una penetración coordinada en diversos puntos del territorio de Israel, era completamente legítima una respuesta armada para repeler y neutralizar a los atacantes. Por eso prácticamente todos los aliados de Israel justificaron las acciones defensivas. En ese sentido, podría pensarse que los terroristas perdieron dado que después de un par de días de combate y de que los servicios de Inteligencia de Israel salieron de su estupor, Israel recuperó el control de sus fronteras. Pero el terrorismo no es una ideología ni un fin en sí mismo, sino que se trata de un método.

Y el método terrorista dio resultados: Israel se ha lanzado a una campaña de destrucción total en la Franja de Gaza que, por más que logre destruir las capacidades bélicas de Hamas y desarticular a toda la organización terrorista, en su violencia indiscriminada contra la población civil sembrará las semillas para atizar por varias generaciones el rencor de la población palestina y eliminar cualquier posibilidad de que Israel vuelva a estar tranquilo en el futuro. Las terribles escenas que hemos visto durante la primera semana de conflicto —más las que faltan dado que se anticipa una invasión total que arrasará casa por casa con el territorio palestino en la que el único “cuidado” para evitar más muertes civiles es pedirles que escapen del lugar—, mostrarán a un Israel que, en su furia vengativa aguijoneada por los terroristas, cometerá crímenes atroces que serán igual o mucho más condenables que los ataques que la provocaron.

El reconocido historiador Timothy Snyder ha lanzado una advertencia similar en su blog personal, recordando que los ataques terroristas del 11 de septiembre fueron exitosos en la medida que lograron lanzar a Estados Unidos a una serie de guerras fracasadas que terminaron debilitando y perjudicando en el largo plazo a la propia superpotencia. Los crímenes que Israel ha cometido hasta el momento, más los que vienen, no garantizarán su seguridad en el futuro ni mucho menos establecerán condiciones para la paz, sino que harán a Israel permanentemente vulnerable al odio por su reacción desproporcionada ante el terror.