Viva Messi, viva Argentina

EL ESPEJO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Ser argentino es algo que, naturalmente, no podría ni siquiera pretender ser capaz de describir ni de transmitir porque no soy argentino; soy mexicano. Pero poder vivir un Mundial que cierre en diciembre, abriendo las celebraciones navideñas sabiéndose campeón del deporte con más audiencia del planeta, debe de ser una delicia. Sin ninguna cortapisa, Argentina ganó merecidamente su tercer campeonato mundial en futbol.

Ver el futbol como una política pública, como lo hace Francia, no es una idea del todo descabellada. Hay que mencionar que la fiereza de la selección gala mucho tiene que ver con la conformación de un plantel respaldado por un esfuerzo nacional y de sus instituciones. No es una casualidad que 59 jugadores franceses participaran en esta Copa Mundial de la FIFA y sólo 37% de ellos lo hiciera defendiendo la bandera francesa. Francia es una máquina productora de futbolistas. El propio Mbappé, el mejor futbolista de toda su generación, es hijo del sistema francés contemporáneo que inició con la creación en 1972 del Institut National du Football.

En Francia se juega buen futbol. Y de eso pueden dar testimonio los dos jugadores que se disputaron la corona este fin de semana, pues ambos juegan casualmente en el mismo equipo de propiedad catarí en París. Y si algo puede hacerse para tratar de agregar algo más a lo que ya de suyo ha logrado hacer Messi con su magnífica carrera y con el futbol, es también aplaudir las virtudes de su rival. Messi ganó y triunfó porque es el mejor. Punto. Y su grandeza se sabe también porque se tuvo que probar con otros en una competencia mundialista en la que también hubo buen futbol. Ganar no fue fácil, pero sí se pudo.

Y precisamente ése es el objetivo de este texto. Porque podríamos amargarnos infinitamente sobre las múltiples crisis en que se encuentra la sociedad argentina, en lo político, lo económico o lo social. Pero a veces el futbol también es la victoria de lo que lucha contra corriente, contra lo improbable y logra imponerse. En este caso, se corona la gran carrera de una persona que a sus 35 años logró llevar a su país una alegría sin parangón. Y eso también es algo que merece que nos tomemos un segundo a apreciar y valorar.

Hoy la mediana de edad del mundo, es decir, el número que parte exactamente a la mitad de la gente del planeta en la categoría que puede decirse que es más joven que, o más grande que, se encuentra precisamente alrededor de la gente que tenemos cerca de 30 años. En el caso específico de Argentina, su mediana se encuentra justo en los 35, la misma edad de Messi. En el caso de México esa cifra se encuentra un poco más abajo, pues de acuerdo con el último censo de población, nuestra mediana es de 29, pero el argumento persiste. Nuestra generación aún puede soñar con lograr grandes cosas, pues nuestra generación aún es la protagonista de este momento de la historia. Messi pudo y Messi lo merece todo. Gracias y felicidades. Todos podemos.