Marina levanta sargazo… del AICM

GENTE DETRÁS DEL DINERO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Resulta tranquilizador que el nuevo director del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, el contraalmirante en retiro Carlos Velázquez Tiscareño, considere ese aeródromo como una empresa (y lo que ello significa en su relación con clientes y proveedores) y no un coto de poder e ideología como se consideró previamente, por lo que su primera acción fue remover a nueve diferentes directivos provenientes de la época de Carlos Morán, colocando a sus dos hombres de confianza en áreas vitales: al vicealmirante y piloto aviador José Guadalupe Ávila Gil en la dirección de operaciones y al vicealmirante José Francisco Martínez Beriel en la dirección de administración.

Ambos cambios implicaron la salida de Francisco Quiroz de la dirección de operaciones del AICM y de el muy cuestionado Jordi Messeguer de administración (donde el último escándalo fue el intento de un contrato a modo para servicios de limpieza); con ello Velázquez Tiscareño busca resolver el abotagamiento inducido a las operaciones de llegada y salida, así como meter en orden las contrataciones y acelerar los trabajo urgentes pues el aeropuerto literalmente se caen a pedazos.

En ese tenor de “levantar el sargazo”, se prevé la remoción de entre 20 y 30 funcionarios de alto nivel y su sustitución con nuevos mandos. Empero, habrá que ver si esta “limpieza a fondo” no significará empezar de cero y, por la falta de experiencia de los nuevos encargados, afectar la ya de por sí afectada eficiencia del AICM.

Esta preocupación tiene en contrapartida la actitud abierta y dispuesta al diálogo con grupos de especialistas y organismos de representación social tanto de Velázquez Tiscareño como del subsecretario de Transportes, Rogelio Jiménez Pons, a fin de tener una percepción más amplia y precisa que permita soluciones seguras y duraderas en el espacio aéreo del Valle de México. Por ejemplo, están a la espera del estudio de capacidad de operaciones del AICM que realiza la IATA, que aquí representa Peter Cerdá, y que echaría por tierra los mitos de la “saturación” con que Víctor Hernández —el defenestrado director de los Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano— pretendió reducir de 60 a 41 operaciones por hora en el aeropuerto más importante del país.

AICM: maletas y rentas. Lástima que la disposición para escuchar y resolver llegó 4 años tarde…, pero mejor ahora que nunca.

En este tono de apertura resulta especial alentador que a las Mesas Técnicas organizadas en Seneam para resolver los conflictos que dejaron las nuevas rutas de aproximación al AICM se integre ahora el Colectivo Más Seguridad Menos Ruido que busca soluciones técnicas acordes con los derechos humanos.

Pero como todo lo grande empieza por algún lado, Velázquez Tiscareño puede empezar por ponerse de acuerdo con sus correligionarios a cargo de seguridad en Aduanas para no estrangular la entrega de equipaje de vuelos internacionales.

Sería un gran comienzo… tanto como atajar el aumento de 80% en las rentas de locales comerciales que para 2023 pretendía el equipo saliente de Morán y Messeguer. 

Viste de amarillo y te pasa lo que al de rojo. En un hecho inusual, el pasado 22 de junio, el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI), que dirige Alfredo Rendón, otorgó el registro de marca del color amarillo a Laboratorios Leroy, la empresa de Hernando García Orth. ¿O sea que ya nadie puede vender algo de tan alegre color si no paga derechos a Leroy? Por cierto, la mayoría de los productos que esa empresa comercializa vienen de China, por lo que no estaría de más que la Secretaría de Economía de Tatiana Clouthier revisara las formas en que se introducen a México muchos productos Leroy. Pero regresando al amarillo, los expertos en la materia opinan que dicho registro será impugnado fácilmente por lo evidentemente erróneo de su planteamiento.