Soberanía y tortilla a $50 kilo

GENTE DETRÁS DEL DINERO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El discurso político subyacente en el decreto que prohíbe dentro de un año importar maíz genéticamente modificado y en la iniciativa de Ley General de Salud en Materia de Plaguicidas y Bioinsumos es que los agricultores mexicanos deben liberarse de las multinacionales que los controlan con semillas mejoradas y con agroquímicos que envenenan el medio ambiente; que los consumidores rompan sus cadenas con las multinacionales de alimentos frescos o industrializados, que regresemos al origen natural y autóctono… no importa si en el camino millones de personas sufren de hambre para cumplir el loable propósito de la secretaria del Medio Ambiente, María Luisa Albores, y del subsecretario de Salud Hugo López-Gatell.

Ello suena como a coctel de epazote y jericalla que molido en molcajete intenta conciliar el “Gran Salto Adelante” maoísta y la guerra soviética contra los kulaks”, ambientalismo mágico con un pasón de materialismo dialéctico bajo el alucine de la economía globalizada. 

Pero con esa idea de “soberanía”, la Semarnat y la Secretaría de Salud llevaron el asunto del maíz al mismo nivel de conflicto que la política eléctrica y de combustibles de Andrés Manuel López Obrador tiene ante Estados Unidos y Canadá; en el primer y amable encuentro entre la secretaria de Economía, Raquel Buenrostro, y Katherine Tai, la representante comercial de EU agregó enfática que el asunto de las exportaciones de maíz de su país a México debe resolverse conforme “la ciencia y el riesgo para todos los productos biotecnológicos agrícolas en México”…; es decir, que para la USTR esas políticas de la Cuarta Transformación no son científicas ni consecuentes.

Revolución en los güeyes de mis compadres. Los granjeros estadounidenses tienen su mayor mercado para maíz amarillo —regularmente transgénico— en México donde colocan 17 millones de toneladas anuales; a su vez, aquí, ese grano tiene más de 600 aplicaciones como forraje para alimentar ganado y aves, así como para elaborar edulcorantes, soluciones médicas y hasta para higiene personal; si bien México es autosuficiente en maíz blanco —el de consumo humano— importa el 48% de su consumo total del grano…, porque sencillamente el tipo terreno y el rendimiento por hectárea no permite abastecer el consumo de 120 millones de personas.

Cerrar las importaciones a los transgénicos provocará una severa competencia para adquirir el maíz disponible en el país, el blanco, lo cual llevarían el precio de la tortilla hasta 50 pesos el kilo considerando que hoy llega incluso a 30 pesos. Esteban Jaramillo, presidente de la Cámara Nacional del Maíz Industrializado, advierte de un panorama devastador para el 75% de los mexicanos que no podrán costearse “tortillas gourmet”.

Y la prohibición de usar pesticidas, como señaló la Asociación Nacional de la Industria Química que encabeza Edmundo Rodarte, afectaría hasta 60% de las superficies agrícolas que al perder su eficiencia -al no poder aplicar pesticidas- obligaría a importar otros 18 millones de toneladas anuales de granos básicos.

Estas “innovadoras” políticas públicas sólo elevarán la dependencia del país a costa del sufrimiento de quien no pueda pagar un taco.

Kybernus: honor a quien honor merece. Al cumplir 11 años de la iniciativa Kybernus, Ricardo Salinas Pliego otorgó el pasado 4 de noviembre la tercera edición del Premio Kybernus al Liderazgo Social 2022 a tres personas que son ejemplo a seguir: el primer lugar para Francisco Alberto Ibarra Fong, de Sinaloa; segundo lugar para Luis Filiberto Altamirano Vázquez, de Oaxaca y el tercer lugar: Sebastián Yakín Millán Carreño, del Edomex. El premio es un reconocimiento a los líderes que en su ámbito inciden positivamente en sus comunidades y contribuyen a crear entornos de prosperidad incluyente. Ésa es la razón por la cual el Centro Ricardo B. Salinas Pliego tiene presencia en los 32 estados del país, con una red de 3,000 liderazgos sociales en ejes tales como cultura de paz, sustentabilidad, emprendimiento, arte y cultura, educación y políticas públicas.

Volaris vendió vuelos fuera de regla. Se calcula que al momento van casi 170 vuelos que Volaris canceló en el AICM… porque los vendió fuera de las reglas acordadas en agosto pasado, al inicio de la administración del vicealmirante Carlos Velázquez Tiscareño, para aligerar en 15% las operaciones en el aeropuerto capitalino en la temporada de invierno. La administración de Enrique Beltranena confió con que con un amparo interpuesto en junio pasado contra la nueva regla podrían vender boletos como si nada, como cuando la gestión de Carlos Morán, pero topó con directrices firmes. El AICM intentará mitigar el brete en que se metió solito Volaris ofreciéndole slots que eventualmente haya disponibles, pero la reducción del 15% se mantiene. Los afectados son por ahora casi 26 mil pasajeros que perdieron sus viajes y, por supuesto, los estados contables de Volaris.