Mauricio Leyva

El consumo ostensible

FRONTERA DE PALABRAS

Mauricio Leyva*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mauricio Leyva
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Conforme la riqueza va acumulándose, la clase ociosa evoluciona más en lo referente a funciones y estructura, y de ahí surge una diferenciación dentro de la clase misma.

Thorstein Veble

En este 2023 que inicia es importante colocar en el centro de la reflexión obras literarias profundas. Actualmente la plusvalía moderna privilegia al objeto sobre la materia, al dinero por la sustancia, al interés económico por el interés antropológico. Los mecanismos capitalistas son generadores de una sociedad de consumo en la cual la persona es un target, un objeto de consumo, un mercado y dejamos de comprender que el dinero es un medio y no un fin.

El consumo ostensible del maestro Thorstein Bunde Veblen (1857-1929), sociólogo estadounidense, parte de la necesidad de exhibir un materialismo peligroso. Es un hondo materialismo y muy personal ligado a los vacíos interiores que, a una natural vocación de la personalidad y se halla sujeto a un proceso cuya ociosidad vicaria es necesaria y se debe demostrar (holgura se llamaría de forma vulgar, una holgura que permite el ocio y el recreo intelectual), como sinónimo de fortaleza económica. De hecho, el ocio intelectual visto como sinónimo de estatus, aunque predomina el consumo ostensible que impone el mercado comercial:

La costumbre de organizar reuniones festivas se originó probablemente por razones de sociabilidad y religión… conforme la riqueza va acumulándose, la clase ociosa evoluciona más en lo referente a funciones y estructura, y de ahí surge una diferenciación dentro de la clase misma. Se establece un sistema más o menos elaborado de rango y grados (Veble, Thorstein. Teoría de la clase ociosa. Pág. 97)

Estas definiciones como las ideas principales entre las que destaca el rol de la clase trabajadora al servicio de la clase ostensible igual que sus procesos de evolución dejan de lado los procesos de industrialización, la globalización, el consumo de masas y lo que podríamos llamar la “democratización del consumo”, utopía que persigue el consumidor para alcanzar los bienes y servicios de las clases ostensibles.

En este nuevo milenio en el que estas ideas se discuten, llama poderosamente la atención la época en que ya Veble, mediante su obra, pone en discusión asuntos de una vigencia extraordinaria sobre tres aspectos. El primero, el reconocimiento del ocio vicario ostensible como una conducta social que, en consecuencia, obedece a una convención social mayormente ligada por los cánones impuestos de determinada sociedad, que hace o supone que debe hacer visible la capacidad económica que marca el estatus de determinada persona.

El segundo: la idea del rol que desempeña la clase subordinada a la clase alta del ocio vicario ostensible, misma que complementa a la primera debido a que ésta da soporte y asistencia a quienes desempeñan el mayor poder adquisitivo o de riqueza y que por su estatus o nivel de compromisos necesitan un mayor apoyo.

Y el tercer aspecto es justo la evolución de estos procesos, mismos a los cuales el autor define como “evolución del gasto ostensible” y las “otras formas de consumo” que, inclusive adquieren la denominación de “derroche” considerado una etiqueta de censura para quien ejerce el “gasto” así como los nuevos enfoques como la utilidad del gasto que se ejerce para la personas. Por ello la obra de Veble, sin duda, se vuelve imprescindeble.