Mauricio Leyva

Montreal: el mundo nuevo

FRONTERA DE PALABRAS

Mauricio Leyva *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mauricio Leyva
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Es un centro vital de extraordinaria importancia podría decirse que, es la reserva lingüística del mundo,

Por Mauricio Leyva

Vivir en Canadá, en la provincia de Quebec, específicamente en Montreal es llegar a disfrutar de una libertad especial, única, vibrante y conmovedora. Significa habitar un mundo nuevo, una tierra en donde conviven diferentes nacionalidades cada una con su propia forma de pensar, de existir y de creer. El habitante de esta ciudad es diferente a los demás, es auténtico y natural, mantiene su religión y la manifiesta. Quien vive en Montreal es poseedor de un panorama excepcional, artístico, vanguardista, ancestral. La propia ciudad tiene una personalidad que va desde las más complejas contradicciones hasta las muestras más significativas de sensibilidad, es solitaria, taciturna, bohemia y vagabunda, pero al mismo tiempo suele ser escandalosa, compasiva y rebelde. Aquí el ser humano no puede definirse como se define en otras ciudades porque forma parte del todo y al mismo tiempo es el todo. En esta región los habitantes han escrito una historia de dignidad, coraje, orgullo y asombro; no es aquí el hombre un ciudadano más sino un elemento que convive con el agua, el fuego, la tierra y el aire. Tiene un respeto profundo por la libertad y lucha como un antiguo caballero por defender la integridad de sus niños, de sus mujeres y de sus adultos mayores.

Las fronteras de la provincia están abiertas a los vientos y es un centro vital de extraordinaria importancia porque podría decirse de ella que, es la reserva lingüística del mundo, basta con darse una vuelta por las calles de Montreal para escuchar y observar a la mayor parte de las naciones conviviendo en su idioma y no sólo eso, sino de las variantes que surgen de la fusión de estas mismas lenguas como ocurre con el francés y el inglés en donde ya se pueden escuchar palabras híbridas. En este sentido se defiende la bandera y se ha hecho del francés una protección importante, aún con la discusión que pueda despertar, nadie puede negar que la lengua de los derechos humanos es la más universal que podría existir.

Las beneficios de vivir en Quebec, en Montreal, son muchos, pero uno de los que habría que destacar es el hecho de que en la actualidad el clima te permite vivir las cuatro estaciones del año de una forma sublime y eso es un regalo de Dios y de la naturaleza, la cual se distingue por sus reservas y parques naturales así como sus espléndidos ríos y lagos. En este sentido Montreal produce atardeceres, otoños y colores inimaginables, su fuente de riqueza es la vida misma.

Mención especial merecen las mujeres de Montreal, aquí están reunidas las más hermosas del mundo. Ellas tienen una belleza inaudita, misteriosa, inmensa y profunda que se adueña del sueño de los hombres y uno las puede ver por las plazas, en las calles y avenidas o en el transporte público caminando con natural semblante como si no prestaran atención al asombro que ocasionan, cuando por dentro saben muy bien que nos atrapan.

Si por casualidad sus ojos se cruzan con la mirada de alguna de ellas, será inevitable ser cautivado, ellas poseen la madrugada y los atardeceres y brillan más que las estrellas y las lunas de la provincia entera. Hay tanta belleza en sus mujeres como la nieve suele haber en las montañas y si un vendaval atrae sus aromas, el hombre puede respirar el perfume de los tiempos en este mundo nuevo que crece, nos abraza y nos devuelve la esperanza.