Mauricio Leyva

Pieza única

FRONTERA DE PALABRAS

Mauricio Leyva*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mauricio Leyva
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Si vas en la dirección en que tu miedo crece, vas por buen camino.

Milorad Pavic.

Pocas novelas nos dejan una sensación de sorpresa que dura por varios días, semanas e inclusive años, tal es el caso de Pieza única, de Milorad Pavic, quien nació en Belgrado el 15 de octubre de 1929 y murió en el mismo lugar el 30 de noviembre de 2009. Para quien es considerado el padre de la novela futurista o el literato que inaugura una nueva etapa en la novela del siglo XXI, este libro es el inicio de una trama con multiplicidades de finales abiertos.

Considerado un thriller detectivesco, tiene como protagonista al inspector Eugen Stross y a un original personaje, el cual desde el primer capítulo titulado La sonrisa de 50 dólares nos engancha: Aleksandar es un andrógino. Unos pronuncian su nombre como Aleksa, otros como Sandra. Es decir, en este momento Aleksa Klozevits (alias Sandra Klozevits) está sentado en el café El Tercer Gato y le pide un café con leche y una medialuna a una hermosa camarera negra. Aleksa tiene un pendiente en una ceja, y viste camisa azul y pantalón de mezclilla. Calza mocasines negros poco profundos, sin calcetines. Lleva un hermoso bigote prendido no a su labio superior, sino directamente a su sonrisa.

Aleksa es vendedor de sueños, de piezas únicas para los hombres que son a la vez, el reflejo de esas mismas piezas que se articulan y desarticulan en medio de misteriosos asesinatos a los que Eugen Stross debe dar resolución a través de sueños. Pero el costo por los sueños que Aleksa vende en su negocio del Symptom es alto: Yo puedo proporcionarle cualquier sueño que soñará en cualquier momento de su vida. Pero éste no es ese tipo de sueño. Es un sueño que no va a soñar nunca, porque no llegará a vivir 37 años. Es un sueño de la eternidad. Un sueño del más allá. Pero suyo. Y que de hecho sólo dura unos segundos.

El planteamiento que Pavic hace en su novela es profundo y habría que agregarle el hecho de que pone en jaque la capacidad del lector por reinventar tramas. Dicho reto queda en evidencia cuando se entrelazan la vida de Distelli, un cantante de ópera que sueña el fin de su existencia a través de la obra de Pushkin; de la Marquesina Lempitksa, esposa de Distelli y los conflictos de ella con lady Heth por Maurice Erlangen, su amante.

La historia tiene en su entramado complejo y seductor, una carga erótica importante y una transfiguración nunca antes vista. Aleksa y Sandra, funcionan como metáfora de lo que se ambiciona en lo humano mientras el inspector Eugen Stross hace anotaciones de sus extraños hallazgos en un Cuaderno Azul. En algún momento reflexiona: …el sueño es un diente de dos puntas o un fantasma de dos cuernos, y yo digo que el sueño es un monstruo de tres rabos.

La trama nos guía por nuevas y sinuosas figuras literarias que cobran vida y muerte; al terminar de leer la novela —que no es la conclusión—, nos remite a la lectura del Cuaderno Azul, en donde están los secretos del inspector Stross. Con el cuaderno en las manos, la historia que encierra muchas historias, nos brinda elementos que dotan de nuevo significado y lectura los acontecimientos anteriores para brindarle un sinnúmero de posibilidades a lo planteado con antelación. Por ello, lo magistral de Pieza única, versión traducida por Dubravka Susnjevi, empacado en una genial presentación en caja —que contiene la novela y el Cuaderno Azul—, es una de las obras imprescindibles de inicios del siglo XXI.