Ya sólo faltan los Intocables…

GENTE COMO UNO

*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Doce féretros alineados, balas de salva al aire y llanto fue como despidieron con honores a los policías caídos en el motín del penal de Ciudad Juárez, Chihuahua, la mañana del primer día del 2023.

Vehículos incendiados tras la captura de Ovidio Guzmán, en Sinaloa, el pasado jueves.
Vehículos incendiados tras la captura de Ovidio Guzmán, en Sinaloa, el pasado jueves.Foto: Cuartoscuro

30 reos se fugaron ese día, según fuentes oficiales, eran integrantes del grupo delictivo de “Los Mexicles” cuyo líder, cuatro días después cayó abatido a tiros por policías estatales.

Ese primero de enero parece haber estado maldito, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública que contabilizó 87 homicidios y para los siguientes dos días se acumularon 93 y 60 muertes violentas.

Sólo llevaba 3 días el año y sumaron 240 homicidios en el país, entre ellos el primer feminicidio del año en el país en Tijuana, Baja California, donde fue encontrado el cuerpo de una mujer acuchillada cerca de un parque.

Sólo horas después se sumaría el segundo, en Veracruz donde una mujer fue asesinada al interior de su departamento en el Puerto de Coatzacoalcos.

La primera semana de este año y en el marco del Día del Periodista ocurrió el primer ataque hacia un comunicador. Fue en Sonora, donde el director del diario digital La Nota Prensa, Armando Omar Castro, fue víctima de un ataque armado.

No se tienen claras las causas de ese ataque, como sigue sin tenerse todavía clara la línea de investigación en el atentado contra el periodista Ciro Gómez Leyva, cuyo caso acumula días en los escritorios de la Fiscalía de la CDMX, sin resultados.

Vamos así de “bien” en seguridad.

Pero fue también esta primera semana del 2023 en la que se nombró a una mujer presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, por primera vez en la historia de México. Muchos consideraron el hecho como la verdadera gran esperanza de México, mientras otros lo dibujaron como la primera gran pataleta del año del Presidente López Obrador.

Pero el jueves vendría un “golpe al narcotráfico” que resultaría un golpe de suerte político para el gobierno federal: la captura —finalmente— de Ovidio Guzmán.

Haciendo cuentas, historia y revisando los escalones de la organización delictiva del Cartel de Sinaloa —hoy ya bastante fracturado— es claro que dicha detención tampoco alcanza como para echar las campanas al vuelo.

Ovidio Guzmán, también conocido como el Príncipe de las metanfetaminas, ha sido el gran distribuidor de fentanilo en los Estados Unidos en los últimos años y es a ellos a quien les beneficia más la captura.

Aquí en México el verdadero “duro golpe” hubiera sido la detención de sus hermanos, Iván Archivaldo y Jesús Alfredo, primera y segunda posición respectivamente en el control de la organización, los verdaderos herederos del poder de El Chapo Guzmán sobre el Cártel de Sinaloa.

La captura de Ovidio Guzmán, de acuerdo a fuentes especializadas consultadas en Sinaloa, no impactará prácticamente en nada a la operación de la organización, más allá de la estridencia que provoca la dinastía a la que el hoy detenido pertenece.

Y como siempre sucede, los vacíos informativos son llenados por suspicacias y especulaciones, razón por la cual desde la extraña conferencia mañanera de ese jueves, se han ido sumando más y más preguntas al hecho y sus antecedentes.

“No sabemos todavía cómo están los acontecimientos en Sinaloa. Hay un operativo que inició en la madrugada y más tarde vamos a informarles sobre eso...” fue lo único que dijo el Presidente en un momento en el que ya todo había ocurrido.

¿Acaso a las 7 de la mañana, el Presidente López Obrador no estaba enterado de lo que había ocurrido 2 horas antes en Culiacán? ¿Por qué prefirió omitir la información de la captura de Ovidio Guzmán? ¿acaso no se le habría informado de inmediato?

La conferencia de prensa posterior que encabezaron la secretaria de Seguridad Rosa Icela Rodríguez, el secretario de la Defensa Luis Crescencio Sandoval y el almirante secretario Rafael Ojeda, también resultó reveladora.

La primera no dijo prácticamente nada, la información completa la lideró el secretario de la Defensa y el almirante Rafael Ojeda guardó un silencio tan sepulcral como el del gobierno de los Estados Unidos, que únicamente se limitó ese día a alertar a su ciudadanía de no viajar a Sinaloa y elevó su alerta a nivel 4. Nada más.

Y la realidad es que los intocables siguen siendo intocables. El legendario Ismael El Mayo Zambada, el gran Tlatoani del Cartel de Sinaloa, el hombre más impune en la historia del narcotráfico, sigue libre.

Duro golpe al narcotráfico sucederá el día que logren capturar a Nemesio Oseguera Cervates, El Mencho, líder del Cartel Jalisco Nueva Generación, que parece extender sus tentáculos a territorios insospechados y se mantiene tan libre como el viento.

Pero vaya inicio de año…