Mónica Garza

García Harfuch no mira a los lados…

GENTE COMO UNO

Mónica Garza*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Mónica Garza
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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“Cuando escucho alguna autoridad decirse sorprendida, una de dos, o no conoce cómo se ha estado manejando la organización criminal en la Ciudad de México o no quiere decir las cosas como son”, me dijo mi colega Miguel Aquino, periodista experto en materia de crimen organizado y autor del libro “De qué se ríe la Barbie”, a propósito de la operación del Cártel de Sinaloa en la Ciudad de México.

Una presencia que ya es veterana en la capital y que sólo ha sido reconocida por las autoridades, en voz del secretario de Seguridad de la Ciudad de México Omar García Harfuch, quien no sólo es el único que se atrevió a mencionarlos sino a intentar combatirlos.

Basta con hacer un simple ejercicio de memoria para encontrar el poderío del Chapo Guzmán en la capital del país desde hace años, cobijado por el miedo de autoridades timoratas, corruptas o peor aún, coludidas con el Cártel de Sinaloa.

En 2008 fue detenido en Avenida Altavista, San Ángel, una de las zonas más lujosas del sur de la ciudad, Jesús Zambada, apodado el Rey, junto con 15 de sus sicarios, por agentes federales y de la policía metropolitana.

Él era el encargado de las operaciones en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México para la importación de cocaína y otros precursores para producir metanfetaminas.

¿Cómo olvidar el terror previo a esa detención? 5 cuerpos decapitados y mutilados fueron encontrados en 5 días. Se trataba de trabajadores de las aduanas del aeropuerto, que junto con agentes de la extinta Agencia Federal de Investigaciones, se vieron involucrados en el aseguramiento de varios cargamentos de droga.

Un año después, en 2008, fue detenido en el Pedregal, Vicente Zambada Niebla, hijo de Ismael El Mayo Zambada. La casa en la que fue hallado, junto con otras 5 personas, irónicamente estaba a espaldas de las instalaciones de la Policía Federal Preventiva.

Vicente Carrillo Leyva, El ingeniero —hijo de Amado Carrillo— fue aprehendido en 2009 también en la Ciudad de México, en la zona de las Lomas de Chapultepec.

El operativo en Topilejo que resultó en 14 detenidos, el martes pasado.
El operativo en Topilejo que resultó en 14 detenidos, el martes pasado.Foto: Cuartoscuro

Édgar Valdez Villarreal, el amigo de tantas celebridades conocido como La Barbie, fue quien fundó la llamada Unión Tepito, cuando trabajaba para el cartel del Pacífico y en ese entonces también tenía vínculos con el Cártel de Sinaloa.

Tepito era un barrio en el que diferentes grupos se disputaban el tráfico de drogas, y La Barbie llegó como enviado de los Beltrán Leyva para “poner orden” y crear un solo grupo que dio como resultado a La Unión Tepito. Finalmente fue detenido en 2010 en el Estado de México.

Por eso, el estridente operativo del lunes pasado en Topilejo, no fue casual y es consecuencia de una estrategia de inteligencia liderada por García Harfuch, quizá por primera vez, sin concesiones para nadie.

La casa de seguridad donde ocurrieron los hechos no se encontró de manera fortuita, un equipo de inteligencia de la Secretaría de Seguridad capitalina tenía tiempo siguiendo la pista de una célula criminal, a partir de denuncias ciudadanas que reportaban gente armada en la zona.

“De los 14 que fueron detenidos, 6 son de Sinaloa… había 10 armas largas incluyendo un Barret calibre 50, ametralladora de alto poder, 12 granadas calibre 40 mm, lanzagranadas, chalecos balísticos, más de 70 cargadores… Había varias insignias que hacía referencia al Cártel de Sinaloa, algunos decían Cártel del Pacífico, uno tenía una imagen de un narcotraficante de esa zona”, me detalló el secretario de Seguridad, reconociendo que efectivamente puede tratarse del Cártel de Sinaloa.

La zona de Tlalpan, por distintas razones, desde administraciones anteriores pudo volverse clave para el crimen organizado, se les permitió operar, además de que su ubicación geográfica la convierte en una buena ruta de escape hacia el estado de Morelos, donde están otras bandas “de rescate”.

El golpe al crimen de esta semana, encabezado por García Harfuch, es una medalla que sólo le corresponde a él en el gobierno de la Ciudad de México, reconocido lo mismo por propios que por opositores a dicho gobierno.

Aunque el secretario se cuece muy aparte de campañas adelantadas, la realidad es que es un raro ejemplo del “poco ruido con muchas nueces”, en la complicada tarea de contener la inseguridad en la gran capital mexicana.

A poco más de 2 años de haber sufrido un atentado que casi le cuesta la vida, vale reconocer que Omar García Harfuch no claudica en su encargo, ni teme enfrentarse con el crimen organizado, muy por encima de optar por pactar con ellos… como otros…