Mónica Garza

Jóvenes, el nuevo blanco de la Covid-19

GENTE COMO UNO

Mónica Garza
Mónica Garza
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Fue el 3 de marzo pasado cuando un video llegó al grupo de WhatsApp de la familia Domínguez… “¡Es niña!”, se veía gritar emocionada a Angélica, mientras ponchaba un globo lleno de confeti rosa en un cuarto vacío, sólo junto a su esposo Gerardo.

Cómo hubieran querido organizar una fiesta con la familia para dar la noticia, pero resultó una más que la pandemia les obligó a cancelar, al igual que su boda, que se vino abajo en mayo de 2020, cuando el contagio estaba en su punto más alto.

Se conocieron en La Paz, Baja California, gracias a su empleo dentro del sector turístico que resultó severamente afectado. Ellos, entre la realidad y la paranoia, optaron por encerrarse en la casa que pronto compartieron juntos. Limitaron su relación con el mundo al servicio a domicilio y con la noticia del embarazo de Angélica, extremaron las medidas del confinamiento.

Más de un año mantuvieron el resultado “negativo” en cada prueba, hasta que a la madre de Angélica le ganó la nostalgia y voló a visitar a su hija desde la Ciudad de México.

Una semana y media después ambas estaban contagiadas. Doña Silvia de 65 años ya está vacunada, pero la futura madre, de 27, no, y por su edad forma parte del nuevo grupo de mayor vulnerabilidad frente al SARS-CoV-2.

“Desde finales de enero y principios de febrero tenemos muchos pacientes jóvenes. Por lo que sabemos la nueva sepa británica y brasileña han resultado ser muchísimo más contagiosas y agresivas en jóvenes”, asegura Marya, enfermera del Hospital de Especialidades del Centro Médico Siglo XXI, mientras comentamos sobre la muerte de una mujer de 36 años el pasado miércoles, a quien la Covid-19 consumió en solo una semana, hasta causarle el paro cardíaco que le quitó la vida.

Hace apenas un año, se creía que los menores de 40 años podían superar el coronavirus casi sin complicaciones, aunque la Organización Mundial de la Salud ya advertía a los jóvenes que el virus podía matarlos y se les denominaba los mayores “impulsores” de la enfermedad. Hoy son ellos el foco de la mortalidad con las mutaciones del traicionero bicho.

El reciente informe de SciELO en Brasil, sobre la cepa P1 —o brasileña como comúnmente se le conoce— reveló que la letalidad entre los hospitalizados en el grupo de entre 20 y 39 años fue 2.7 veces mayor que en la primera ola de contagios, y también señala que la carga viral de esta variante es 10 veces mayor y provoca 3.8 veces más hospitalizaciones.

Una joven se realiza una prueba rápida para detectar Covid-19, en diciembre pasado.
Una joven se realiza una prueba rápida para detectar Covid-19, en diciembre pasado.Foto: Cuartoscuro

Otra amenaza es la mutación B.1.17, que es la variable del Reino Unido y que también reporta mayores afectaciones en la población joven, incluso en menores de 20 años.

En Israel, un estudio publicado por The British Medical Journal advierte sobre un crecimiento exponencial de 50 mil niños y jóvenes contagiados de Covid-19 sólo en enero pasado, y en México, esta cepa ya está presente.

“Lo que pasó en Hidalgo con la nueva cepa nos tiene preocupados y a eso agrégale el puente de Semana Santa. Esto no va a acabar bien y la gente no entiende ni viendo a sus muertos”, asegura la enfermera, refiriéndose a las aglomeraciones vacacionales.

En el mismo día en que al sur de la Ciudad de México hacían filas médicos del sector privado que atienden Covid, rogando por una vacuna que no llega, mientras que se enfrentan a nuevos peligros en los hospitales donde más jóvenes están perdiendo la batalla y para ellos no se espera una vacuna, por lo menos en 2021.

El Banco Interamericano de Desarrollo señaló hace muy poco que “Los adultos jóvenes y de mediana edad en América Latina y el Caribe tienen una mayor probabilidad de morir o enfermarse gravemente de Covid-19 que sus pares en regiones más desarrolladas”.

Y no sólo por las diferentes cepas, sino por las diferencias socioeconómicas en las que juegan factores como la falta de acceso a servicios médicos, unidades de cuidados intensivos, pero también el hacinamiento residencial, la falta de agua corriente y la informalidad del mercado laboral.

Con la Semana Santa México espera un nuevo repunte en los contagios y esta vez no son los adultos mayores los que están en riesgo, ahora son los jóvenes los que están en la mirilla del virus que ha puesto de rodillas al mundo entero. Hacerlos entender será el gran reto…