Mónica Garza

#UnDíaMásSinQuimios

GENTE COMO UNO

Mónica Garza
Mónica Garza
Por:

“Cometen abuso de autoridad los servidores públicos que indebidamente retrasen o nieguen a los particulares la protección o servicio que tengan obligación de otorgarles o impidan la presentación o el curso de una solicitud”…

Esto dice el Artículo 215 del Código Penal Federal y ése es el delito en el que podría haber incurrido Rosario Piedra Ibarra, por el que padres de niños con cáncer presentaron esta semana una denuncia en su contra ante la Fiscalía General de la República, específicamente por su omisión y pasividad ante el desabastecimiento de fármacos oncológicos.

“Más allá de brindar apoyo y acompañamiento a los más de 20 mil niños con cáncer y sus familias, destituyó y cesó al Primer Visitador quien en su momento prometió iniciar una queja oficio ante la lentitud de la Secretaría de Salud para resolver esta grave problemática”, dice Movimiento Nacional por la Salud en un comunicado en el que detalla la queja.

De acuerdo a esta agrupación, hasta este sábado van 781 días sin quimios para los menores, una cuenta que no han perdido y que para ellos no se detiene, pues cada hora que pasa es una oportunidad menos para que estos pequeños puedan superar el cáncer y tener un futuro.

En los últimos dos años unos mil 600 niños con cáncer en México han muerto por no tener acceso en tiempo y forma a los medicamentos que necesitan. 1,600 niños son demasiados, uno solo muerto por esa razón ya es imperdonable.

En México el cáncer infantil y juvenil es la primera causa de muerte por enfermedad en niños entre 5 y 14 años; 5 mil casos son diagnosticados al año y 3 mil de ellos son atendidos por el sector público.

El índice de sobrevivencia está entre el 30% y el 50%, pero depende por supuesto a la detección temprana y a la aplicación de un debido tratamiento. Sin embargo, estas familias reclaman que el sistema nacional de salud tiene una desarticulación del primer nivel, que inicia con diagnósticos tardíos que se traducen en 60% de fallecimientos de pacientes con cáncer.

Tal como se acusa en el texto que detalla la querella contra la titular de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, cada vez es más evidente que la CNDH hace defensorías en favor de una conveniencia omisa y solapadora. El papel que está jugando es —como pocas veces— lamentable.

Padres de familia protestan frente al Hospital para el Niño, de Toluca, por la falta de tratamientos contra el cáncer de sus hijos.
Padres de familia protestan frente al Hospital para el Niño, de Toluca, por la falta de tratamientos contra el cáncer de sus hijos.Foto: Cuartoscuro

De acuerdo a la representación legal de las familias de los niños, se han presentado 552 quejas por el desabasto del fármaco, mismas que han sido ignoradas por el órgano que debería proteger principalmente a grupos tan vulnerables como son los niños con cáncer.

Hace exactamente un mes, Rosario Piedra Ibarra reconoció —porque no le quedó de otra— las múltiples omisiones en la atención a víctimas en el primer año de su muy cuestionable y deficiente gestión al frente de la CNDH.

“Lo asumimos como una oportunidad de hacer rectificaciones y mejorar nuestro trabajo”, dijo durante su informe de gestión… “No ha sido fácil porque removemos vicios e intereses”, agregó en un discurso casi adoctrinado desde Palacio Nacional, en el que empleó las mismas justificaciones recargadas en quienes ya no están para justificar errores y estancamientos.

Organizaciones como Disability Rights Internacional han señalado a la CNDH por no manifestarse en ninguno de los casos de violaciones a los derechos humanos que ha investigado, como por ejemplo abusos a mujeres en prisión, que de acuerdo a su informe, han sido claramente documentados por la Comisión pero no han tenido seguimiento.

Así como lo hizo en su momento el Frente Nacional Ni Una Menos, que pidió la destitución de Piedra Ibarra, ahora son madres y padres de niños que luchan por su vida, quienes buscan iniciar un proceso formal ante el Senado para pedir que la titular de la CNDH sea relevada de su cargo de una vez por todas, por el bien de todos ellos e incluso de ella misma.

Y es que sobre Rosario Piedra Ibarra sigue —y seguirá— pesando la sombra de un nombramiento arbitrario y sin credibilidad, cuyo eco nunca podrá callar mientras desconozca el objetivo de su encargo, sin autonomía, sin decisión, ni acciones concretas, su gestión va dejando una estela de consecuencias que pronto empezarán a sumar, además, vidas humanas.