Montserrat Salomón

Afganistán en su hora oscura

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón
Montserrat Salomón
Por:

Es la hora de la salida en una escuela para niñas en Kabul. Un estallido destroza el cuerpo de decenas de niñas recordándonos que en Afganistán perviven las fuerzas extremistas que asesinan en nombre de la fe y que, hace 20 años, tramaron el ataque a las Torres Gemelas iniciando la guerra más larga que Estados Unidos haya enfrentado.

EU abandona Afganistán en septiembre, luego de 20 años de una guerra que no sólo no ganó, sino que deja un clima de incertidumbre y un claro sabor a derrota. El Talibán, si bien no gobierna actualmente en las principales urbes, es fuerte en las zonas rurales y cada vez recupera más territorio, imponiendo su ley mientras trata de comunicar una postura más moderada hacia el exterior. Una fachada que pocos creen ante la escalada de violencia que se ha vivido desde que EU anunció el retiro de las tropas.

Donald Trump comprometió la salida de las tropas para mayo, Joe Biden la ha retrasado para septiembre entendiendo el peligro de que se desate una guerra civil, como en Siria, y que el Talibán termine regresando al poder. EU afirma que seguirá utilizando todas las herramientas a mano para preservar la endeble democracia; sin embargo, los grupos al poder no llegan a un acuerdo y la retirada se ha pactado sin condiciones claras que apoyen la continuidad del gobierno actual. La última vez que el país vivió un tiempo de incertidumbre así precedió justamente al empoderamiento del Talibán.

Esta guerra nunca tuvo buen pronóstico. EU estaba destinado a perderla, no militarmente, pero sí en el trasfondo social. Ha sido una intervención costosa en todo sentido. Lo que no sabremos hasta dentro de algún tiempo es si valió la pena.

Si bien Afganistán dejó de ser el centro de operaciones de grupos como Al Qaeda o el Estado Islámico, estos grupos no fueron derrotados y han continuado con atentados locales, mandando una señal clara de que regresarán a buscar el control de la zona en cuanto las fuerzas internacionales dejen el territorio. El actual gobierno afgano estará en la mira de la yihad.

Los últimos 20 años vieron nacer a una generación que ha crecido bajo coordenadas distintas a los valores ultraconservadores. Sin embargo, la división social es evidente y la imposición de las normas talibanes ya se deja sentir en los territorios recuperados. EU, fracasado, sale por la puerta de atrás.

Los ciudadanos de Kabul, enterrando a sus osadas niñas que pretendían estudiar, son muestra de la inestabilidad de un país que será dejado a su suerte. La sangre de estas pequeñas tiñe de incertidumbre el futuro de una nación fracturada y amenazada por el extremismo. El Talibán, victorioso, no reconoce el atentado, pero tampoco lo condena. Sólo mira, sólo espera.