Montserrat Salomón

Brasil: Lula, muerte y Bolsonaro

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón
Montserrat Salomón
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Jair Bolsonaro tiene, desde hace años, puestos los ojos en su reelección. Con lo que no contaba era con la reaparición del carismático Lula, tras su rehabilitación por decisión del Supremo, y su intención de contender nuevamente por la presidencia.

A poco más de un año de los comicios, estamos por ver una desenfrenada campaña por ambos personajes. Lula, representando a la izquierda, a las minorías y los centristas temerosos de las formas dictatoriales del presidente, tendrá un año para limpiar su nombre de las sombras de la corrupción que lo llevaron a la cárcel. Tiene a su favor sus números como presidente, en donde logró que salieran de la pobreza millones de brasileños, aunque tendrá que reconocer que los tiempos han cambiado ahora que el mundo se enfrenta a una crisis económica provocada por la actual pandemia del Covid-19.

Por otro lado, tendremos a Bolsonaro, representando a la extrema derecha, los militares y la gran comunidad evangelista que vieron en él un remedio de mano dura ante los escándalos de corrupción de los gobiernos de izquierda y apostaron por el “rescate moral” que prometía el exmilitar.

Un factor clave en este año será el manejo que ha tenido Bolsonaro de la pandemia. Brasil se ha convertido en el principal foco de infección, por detrás de Estados Unidos, aunque las tendencias indican que en el país norteamericano los números van a la baja mientras que en Brasil el crecimiento sigue siendo exponencial. La OMS ha alertado que el país amazónico puede convertirse en un laboratorio humano de mutaciones del virus, siendo un peligro para la salud mundial.

Bolsonaro mantiene intacta su base electoral, cercana a un tercio del electorado, según las encuestas, pero el rechazo a Lula y lo que representa ha ido enfriándose ante las cifras de contagios y muertos que no paran de crecer. Con un presidente indiferente y que ha tachado de débiles a los que se confinan o usan cubrebocas, el dolor de los deudos ha mermado su apoyo político.

Lula, con su gran experiencia, carisma y empatía, tiene un año para trabajar en el desgaste de la figura de Bolsonaro. A la crisis de salud le seguirá una crisis económica que será oro molido para la oposición. Lula tiene las de ganar por su camaleónica figura política y por la rigidez de su contrincante. Bolsonaro es un blanco abierto y Lula es un tirador experto.

Bolsonaro está cavando su propia tumba. Mientras el sector salud de Brasil colapsa y los enfermos se acumulan en los pasillos de los atestados hospitales, al presidente le tiembla la mano para ordenar medidas de restricción. Prefiere contar muertos que perder votos. Este cálculo malsano podría, a la larga y con el genio de Lula como contrincante, costarle su ansiada reelección.