Montserrat Salomón

Lula busca la presidencia

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Brasil se prepara para unas elecciones presidenciales. En un capítulo más de la política surrealista que se practica en la región, el expresidente Lula ha pasado por todo un espectro de posiciones políticas y sociales. El gran salvador del pueblo, el artífice de las políticas que sacaron de la pobreza a millones de personas, cayó en desgracia al ser acusado de corrupción. Terminó en la cárcel y, desde ahí, trató de contender por la presidencia en contra del actual presidente Bolsonaro. Fue deshabilitado y, posteriormente, se le levantó el castigo y se le rehabilitó para regresar a la arena política. Ahora prepara su estrategia para volver a la cima.

Lula, con 76 años de edad, se une al giro a la izquierda en el continente. Un candidato entrado en años que muestra la falta de nuevos rostros en la política actual y que pone a prueba si las ideas reformistas de décadas atrás son aún pertinentes en un mundo revolucionado y golpeado por una pandemia.

Por el otro lado, Bolsonaro, aupado en el poder y con el sistema de su lado, también representa a una generación anterior que ha retomado bríos ante el vacío de figuras en la derecha. Un militar retirado, admirador de la dictadura, polémico y con ideas que concuerdan con las tendencias de ultraderecha que hemos visto en gobiernos europeos y que fueron golpeadas por la derrota de Trump en Estados Unidos. Un hombre polémico que gusta de la confrontación y que tiene en contra su pésimo manejo de la pandemia y la crisis económica global y la consecuente inflación que sufren los ciudadanos.

En los siguientes meses veremos la formación de alianzas y a los candidatos buscando figuras moderadas como sus compañeros de fórmula para atraer al centro político, que no tiene simpatías por ninguno de ellos.

Lula tiene la ventaja en las encuestas. Su figura, si bien representa claramente una posición de izquierda, no es percibida como radical, a diferencia de lo que le sucede a Bolsonaro. Además, el carisma del expresidente juega un papel importante de cara a la campaña, mientras que su contrincante se ha encargado de alienar a distintos grupos minoritarios durante su mandato.

El sector empresarial no está cómodo con ninguno de los dos, pero tendrá que pactar con aquel que esté más dispuesto a moderar sus estrategias económicas. Curiosamente, me parece que éste será Lula. El proteccionismo y la cerrazón de Bolsonaro a nuevas formas de negocio con tecnologías limpias y los escándalos que su familia ha protagonizado en estos años lo alejan del buen ojo del consumidor y de las grandes empresas.

Así las cosas, me parece que tendremos campañas sucias y confrontantes, culminando con un tercer mandato del mítico Lula por delante.