Montserrat Salomón

Putin y la nueva Rusia

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Vladimir Putin en su tradicional conferencia de prensa anual habló sin tapujos de su visión sobre el destino de Rusia y la situación política actual. En ella, fue tema central el 30 aniversario de la disolución de la antigua Unión Soviética, lo que calificó como “la mayor catástrofe geopolítica del siglo XX”. No es ningún secreto que Putin añora los años de la superpotencia que equilibraba el tablero geopolítico y que ha dedicado su vida a restituir su grandeza.

La Unión Soviética cayó junto con su régimen comunista, se desintegró gracias a múltiples declaraciones de independencia, lo que mermó significativamente su presencia e influencia en Europa. El cambio se resintió fuertemente, el espejismo del capitalismo se difuminó pronto cuando este sistema dio su peor cara en la década de los noventa. La desigualdad social se disparó y un puñado de oligarcas amasaron apantallantes fortunas y se ligaron a la débil y naciente democracia, que murió antes de poder ponerse en pie.

Este estrepitoso y rápido fracaso hirió profundamente a una generación que añora las glorias y la estabilidad del pasado. Putin, entonces un agente de la KGB, tomó como su bandera política restituir el orgullo patriótico herido utilizando esa herida como aglutinante para llegar al poder y permanecer en él el tiempo suficiente para amañar el sistema y quedarse al frente de la nueva Rusia hasta el final de su carrera.

Montado en una engañosa propaganda de patriotismo y valores conservadores, ha señalado la decadencia moral de Europa mientras destruye la democracia. Como todo autócrata, sus discursos están llenos de medias verdades. Es un defensor férreo de la familia, pero aniquila las libertades de sus ciudadanos. Habla del honor y el nacionalismo, pero fomenta las rebeliones en otras naciones provocando la guerra. Se queja de la presión que Occidente pone sobre ellos, pero cierra el grifo energético congelando regiones hasta que se pliegan a sus deseos.

Putin no busca el regreso del comunismo, al contrario. Los grandes oligarcas son clave en su misión: restablecer la grandeza de una superpotencia, con Ucrania como el siguiente paso.

Putin es, sin duda, un gran estratega y será pieza clave en la historia de nuestro tiempo. Rusia, bajo su mando, ha renacido y sigue fortaleciéndose. El costo ha sido alto, pero claramente Europa no puede plantarle cara a quien domina el flujo de gas para sus ciudadanos. Estados Unidos ha intentado sancionar económicamente a Rusia, pero el factor desestabilizador de China, una tercera potencia que se siente más cercana a Rusia que a Occidente, complica las cosas.

Putin gobierna con mano dura y sin aposición; la ha aplastado sistemáticamente. Su proyecto tendrá al menos una década más para forjarse.