Montserrat Salomón

Por una tregua en Gaza

POLITICAL TRIAGE

Montserrat Salomón*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Montserrat Salomón
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Mientras se multiplican las manifestaciones que piden un alto el fuego en Gaza, los bombardeos aumentan su magnitud y destrucción. En este escenario se dio una resolución en las Naciones Unidas que pedía una “tregua humanitaria” en Gaza. Dicha petición tuvo un apoyo mayoritario abrumador, con 120 votos a favor, 14 en contra y 45 abstenciones.

Sin embargo, estas palabras carecen de fuerza vinculante y son una muestra de la crisis que vive Naciones Unidas, cuya relevancia cada día es más cuestionable.

Israel, a pesar de las medidas palabras que la resolución utilizó al centrarse en una pausa en el conflicto por razones humanitarias, rechazó con vehemencia la postura de la ONU y la tachó de “despreciable”, mientras que al organismo lo calificó de falto de legitimidad y relevancia. Lejos de acatar la recomendación, redobló sus ataques y manifestó que no pararán hasta que Hamas sea destruido y los rehenes, rescatados.

El secretario general de la ONU, António Guterres, tampoco salió bien librado luego de que declarara con contundencia que los ataques de Hamas no habían “salido de la nada”. Destacando la situación asfixiante en la que han vivido los palestinos por más de 50 años, mientras su tierra se ha visto “devorada poco a poco por asentamientos” sin una esperanza de paz. Guterres condenó tanto los ataques de Hamas como el castigo a la población civil palestina, pero la indignación de Israel por la crítica recibida fue inmediata exigiendo su dimisión.

Así, parece que la petición de la ONU no sirvió para abrir un espacio a la paz, sino que encendió más los ánimos y mostró la clara división que hay entre los bloques internacionales en torno al problema y los intereses creados que existen de fondo.

Ésta no es la primera vez que la ONU tiene un desencuentro con el Estado de Israel. En varias ocasiones el organismo internacional ha manifestado sus recomendaciones para respetar el acuerdo de los dos Estados, fronteras acordadas en pactos anteriores y sus peticiones para que se detengan los asentamientos en territorio palestino ocupado. Una y otra vez han sido palabras en el aire. Ahora, en una situación en la que el válido argumento de la legítima defensa flota en el aire, las sentencias de la ONU tienen aún menos peso.

La guerra se intensifica por momentos. La advertencia de Israel para que la población civil abandone el norte de Gaza nos hace pensar en que lo peor está por venir. Es urgente garantizar un corredor abierto y eficiente de ayuda humanitaria. La ONU tiene razón: la población civil requiere urgentemente apoyo y debe garantizarse un espacio para la esperanza y la dignidad. El conflicto tiene una complejidad enorme. No sé cómo, pero Hamas debe desaparecer e Israel debe parar.