Pedro Sánchez Rodríguez

El Camachista (III)

CARTAS POLÍTICAS 

Pedro Sánchez Rodríguez*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Pedro Sánchez Rodríguez
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Las elecciones del 2000 fueron el inicio de la carrera de Marcelo Ebrard en la izquierda.

El Partido Centro Democrático (PCD), fundado por los camachistas, perdió su registro en el primer intento, pero la dimisión de Ebrard por López Obrador en la elección del DF le consiguió un lugar a los camachistas dentro del gobierno capitalino y del PRD.

Leonel Godoy duró dos años como secretario de Seguridad Pública (SSP) del DF, hasta sumarse al equipo del gobernador michoacano Cárdenas Batel en 2002. En esos años el Jefe de Gobierno debía proponer al titular de la SSP para la aprobación del Presidente. La salida prematura de Godoy, tensionó la relación entre Fox y AMLO y el Presidente vetó a Francisco Garduño, propuesto por AMLO, hoy señalado por la muerte de 40 migrantes en Chihuahua.

Finalmente la tensión se resolvió con el nombramiento de Marcelo Ebrard. Se hizo acompañar por el Dr. Mondragón y Kalb, viejo conocido de la familia Ebrard y amigo de Marcelo desde los tiempos de Camacho. Se integraron, también a la SSP, Leticia Bonifaz y Joel Ortega, miembros del PCD. También se sumó Gabriel Regino, abogado que asesoró a Camacho con motivo del caso Colosio, quien invitó a su socio Miguel Ángel Mancera a sumarse.

Ebrard contrató a Rudy Giuliani, exalcalde de Nueva York, como consultor para reformar la estrategia de seguridad y a Enrique Pérez Casas, un exmilitar que trabajó con Camacho, para el desarrollo de Unidades de Protección Ciudadana. Con esto, la SSP renovó a sus cuerpos policiacos, implementó sistemas de información y de inteligencia que redujeron en 10% la tasa de criminalidad anual.

Sin embargo, en junio de 2004 la ciudadanía se volcó al Zócalo exigiendo un alto a la delincuencia. La movilización fue conocida como la “Marcha Blanca”, aunque el Jefe de Gobierno la bautizó como la “Marcha de los Pirrurris”. AMLO atravesaba una crisis política que inició en marzo con los videoescándalos de Ahumada y que continuó en noviembre con la destitución de Ebrard por parte de Fox en consecuencia por el linchamiento de dos policías federales en Tláhuac.

Fox no se detuvo. Impulsó el desafuero de López Obrador por desacato judicial al no detener la construcción en un predio sobre el que había un amparo. El PAN al darse cuenta que una foto de López Obrador en prisión lo erigiría en un mártir de la democracia, pagó la fianza que evitó que pisara la cárcel. A fines de mes Fox detuvo el proceso y removió a su procurador, algunos lo atribuyen a las marchas pro-AMLO, otros, a que el ejército se negó a reprimir las protestas.

Al salir de la crisis, López Obrador era el candidato mejor posicionado para la Presidencia y Ebrard era, desde febrero de 2005, el secretario de Desarrollo Social de la capital. Encinas, Jefe de Gobierno interino durante el desafuero, ilusionado con formar parte del primer gobierno federal de izquierda en 2006 y viendo que Marcelo estaba ya echado a andar, rechazó el ofrecimiento de ser su candidato por la capital. Por ello, AMLO le ofreció la candidatura a Ebrard.

Ebrard consiguió la candidatura aun con la oposición de los Chuchos” y el Movimiento por la Democracia de Inti Muñoz, Clara Brugada y Pablo Gómez. Ebrard, se hizo del apoyo de René Bejarano, a quien conocía desde los trabajos de reconstrucción en 1985, quien aun en la cárcel controlaba la corriente más poderosa dentro del DF. Este apoyo fue clave para que Ebrard derrotara a Jesús Ortega y se quedara con la candidatura en diciembre de 2005 y con la Jefatura de Gobierno en 2006 frente a Demetrio Sodi (PAN) y Beatriz Paredes (PRI).

Seis años después del fracaso del PCD, Marcelo Ebrard y los camachistas, ahora de izquierda, volvieron a ocupar el ayuntamiento de la Ciudad de México que dejaron un año antes de la debacle del 94. El sufrimiento político, la negociación y el respaldo popular los llevaron ahí, pero no llegaron solos. Si el camachismo ha trascendido sexenios y partidos, es porque su principal virtud, la concertación, los obliga a repartir el gabinete y a compartir el poder.

Ebrard pasó del PRI, al PVEM, al PCD y al PRD en menos de 10 años. Lo acompaña su grupo compacto, pero ningún partido. Su trayectoria está respaldada en su sobresaliente desempeño en oficinas de gobierno, pero no es un ideólogo, ni un luchador social. Ebrard no pertenece a ningún partido y ningún partido le pertenece. En su carácter lleva el desarraigo. Continuará…