Pedro Sánchez Rodríguez

Democracia dura

FRENTE AL VÉRTIGO

Pedro Sánchez Rodríguez *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Pedro Sánchez Rodríguez 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

La Cuarta Transformación cuenta con una legitimidad como pocos gobiernos lo han tenido en la historia democrática del país y como pocos gobiernos en el mundo poseen. Esa legitimidad es la que provoca que el Presidente se sienta con la suficiente estatura moral para presentar sus políticas sociales como benchmarking para la ONU, o que tome decisiones que unos dirán que son radicalmente democráticas o preocupantemente autoritarias.

Por ejemplo: el Acuerdo publicado el 22 de noviembre, por medio del cual se instruye a las dependencias de la Administración Pública Federal a realizar acciones con relación a los proyectos del Gobierno de México, considerados de interés público y seguridad nacional.

Esta declaratoria implica la realización de proyectos y obras del Gobierno federal relacionados con muchísimos sectores: comunicaciones, medio ambiente, turismo, salud, ferrocarriles, puertos, aeropuertos, energéticos, entre otros. De esta forma, el Gobierno consigue que dichas obras puedan ser ejecutadas de forma mucho más ágil a la habitual y que, por un tiempo, nos enteremos sólo lo que el Gobierno quiere que nos enteremos.

Aquí, el tema central es por qué el Gobierno limita la información sobre obras de esa importancia. Muchos podrán decir que es porque el Gobierno no está orgulloso de la forma en la cual las está desarrollando… lo mismo de siempre: corrupción. Sin embargo, es una realidad que la Cuarta Transformación lleva todo el sexenio en una batalla jurídica en contra de particulares y sus intereses, que, para bien o para mal, han obstaculizado el desarrollo de proyectos que están en la agenda de un Gobierno por el que la mayoría de los mexicanos votó.

No se trata sólo de un enfrentamiento de un puñado de particulares contra el Gobierno, no se trata sólo de la defensa de la 4T contra un grupo de periodistas y medios de comunicación ventilando sus contratos mal hechos. Es una revelación manifiesta de la tensión entre el deber político y moral de los gobiernos, de cumplir con el mandato democrático que le otorgó el pueblo y la defensa de los intereses particulares ante actos unilaterales del Gobierno. En este caso, el Gobierno decide priorizar de manera radical lo que considera es el bien público y lo que impulsa el desarrollo nacional, sobre los intereses particulares.

¿Esto es democrático o es autoritario? Un poco de los dos, y depende desde dónde lo mires. La 4T no está construyendo Estelas de Luz. Utiliza todas las herramientas a su disposición para concretar sus proyectos prioritarios que son una apuesta comprensible para impulsar distintos sectores económicos y desarrollar distintas regiones del país. ¿Es ilegal? No le corresponde ni a políticos ni a burócratas decidirlo, sino a los jueces. ¿Es autoritario? Más bien es discrecional… y más bien quienes ven dictadura en este Acuerdo… simplemente les gustaría otro tipo de discrecionalidad.