Rafael Rojas

Lula, Bolsonaro y las Américas

VIÑETAS LATINOAMERICANAS

Rafael Rojas*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rafael Rojas
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Tanto la entrevista televisada con el Jornal Nacional de la Red Globo como el debate entre seis de los doce candidatos presidenciales, entre los que se encontraban Simone Tebet, Soraya Thronicke, Ciro Gomes y Luiz Felipe D’Ávila, han favorecido a Lula da Silva frente a Jair Bolsonaro en el actual proceso electoral brasileño. La ventaja de Lula, que se ha mantenido relativamente estable en los sondeos desde hace meses, se debe tanto al carisma y capacidad del expresidente como a las torpezas de Bolsonaro, como pudo constatarse este domingo, cuando el mandatario ofendió a la periodista Vera Magalhaes.

El debate estuvo centrado en temas domésticos como la situación económica y el manejo de la pandemia, la corrupción, el salario y la misoginia. Se habló poco de política exterior, en buena medida porque en Brasil existe la más sólida tradición diplomática de América Latina, con una capacidad de continuidad a prueba de liderazgos extravagantes y conservadores como el de Bolsonaro.

A pesar de su evidente simpatía por Donald Trump y sus claras conexiones con la nueva derecha europea, Bolsonaro no ha querido o podido desestabilizar ciertas líneas de política exterior de Itamaraty como la diversificación de relaciones internacionales, el realismo, el vínculo prioritario con China y Rusia, la colaboración Sur-Sur, el grupo India-Brasil-Suráfrica y los BRICS.

La diferencia entre los gobiernos del PT y, específicamente, de Lula, con el de Bolsonaro, en materia de política exterior, se manifiesta en las relaciones con América Latina. Lula y Dilma impulsaron muy fuertemente los nexos con la región, si bien en algunos momentos se plegaron al bloque bolivariano, a pesar de practicar una racionalidad diplomática muy distinta, que nunca se ha opuesto al funcionamiento ventajoso del marco interamericano.

Es en las Américas donde habría que esperar un giro en la política exterior de Lula, de llegar nuevamente a la presidencia. En relación con Estados Unidos, seguramente mejorarán los vínculos con Joe Biden, luego del pronunciado acercamiento de Bolsonaro a Trump. Sin embargo, ese giro no recurrirá al fácil sectarismo ideológico, aislando a los republicanos. El propio Lula dio una buena lección de cómo deben operarse las relaciones con Estados Unidos al sobrellevar el trato con George W. Bush, a pesar de su oposición a la guerra de Irak.

En América Latina, Lula llega con la ventaja del prestigio ganado durante las gestiones del PT. Su relación con México no regresaría a las fricciones de antaño, dada su amistad con López Obrador, aunque la estrategia diplomática de Brasil no se aviene con la propuesta de integración a Estados Unidos y Canadá, que impulsa el actual gobierno mexicano. A la vez, Lula intentará relanzar Mercosur y Unasur, y respaldará la Celac, desde una perspectiva diversificadora y globalista, con énfasis en los vínculos con África, Asia y Europa, que será muy saludable para la región.