Rafael Solano

Cambio político y marea rosa

DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Rafael Solano*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rafael Solano
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Como Araníbar y Rodríguez rescatan, desde el inicio del siglo XXI, en Latinoamérica, los partidos políticos han venido adoptando un corte pragmático, con tal intensidad, que el interés por temas políticos partidarios se ha venido desplazando hacia movimientos sociales con acciones, discursos y propuestas más atractivos.

Es decir, los partidos tradicionales han ido perdiendo la capacidad de agregar intereses sociales en la región, ya que como reconocen los autores, no han logrado amoldarse a las nuevas realidades. Por ejemplo, cuando Adam Przeworski, habla del desgaste institucional y la polarización, demuestra que la cantidad efectiva de partidos en países de la OCDE entre 1960 y 2020, se ha incrementado sustantivamente, es decir, vivimos una era de pluralismo, donde el viejo sistema occidental se está derrumbando, pero también reconoce que aún no es posible establecer que hay un nuevo modelo.

Desde nuestra perspectiva, ya no es posible hablar de una crisis, donde existe una ruptura brusca ante alguna situación mayor que provoque desequilibrio; en realidad esa crisis ya pasó con la Gran Depresión de 2008, que algunos autores denominan la caída del neoliberalismo; hoy estamos viviendo un periodo de Cambio Político, es decir, un periodo transicional en donde la política se está adaptando. Quienes mejor han definido este cambio, a través de cuatro variables mundiales son las investigadoras de la London School of Economics, Catherine De Vries y Sara Hobolt:

· Los partidos tradicionales buscan estrechar el terreno de opciones.

· Hay menos votantes leales a los partidos tradicionales.

· Hay fragmentación y volatilidad con resultados impredecibles.

· Existe un discurso de rompimiento del statu quo.

En México es muy claro el estrechamiento de opciones por parte de los partidos tradicionales, la consigna es, o “hay una alianza o perdemos”, sin embargo, ninguno se ha mostrado dispuesto a abrir contiendas abiertas en territorios rentables, ya sea distritos, alcaldías o gubernaturas. Todos los espacios de rentabilidad, hasta hoy, están cooptados por las burocracias partidistas mediante designaciones y acuerdos internos.

Contraria a esa lógica está la sociedad civil movilizada, la Marea Rosa, que llena plazas y que ha encontrado en la activación pública una forma de visibilización; es la “oposición social”, que hoy no tiene vehículo electoral efectivo para insertarse en la vida institucional del país. Contrasta con cierta lógica de los partidos tradicionales, que se puede explicar como un “efecto polizón”, es decir, recibir algo, sin pagar por ello. Ahí está, por ejemplo, la forma como la dirigencia priista puede tener 60 diputados a su disposición sin necesidad de rendirle cuentas a nadie, orientando sus votos, casi sin consecuencias.

Entonces ¿qué efecto estamos viendo? La respuesta la podemos encontrar en la lealtad partidista, que hoy está por los suelos en México, y que es el motivo por el cual las preferencias de partidos no se están aglutinando en torno a sus propuestas de candidatos. Y es que, aunque las opciones planteadas por las dirigencias de los partidos tradicionales son negro o blanco, la realidad es que un votante, siempre tendrá más opciones, incluso la anulación o la no participación.

El caso de la volatilidad es otro elemento del cambio político, aquí la pregunta es, ¿podemos anticipar la volatilidad en 2024?, la realidad es que no, pero sí podemos saber cuáles son los territorios más propensos a este fenómeno. En promedio la volatilidad en los distritos federales mexicanos es de 14 por ciento, y en cerca de 50 distritos, la volatilidad supera el 20 por ciento; lo que es un número enorme.

Por último, el discurso del statu quo, que sigue presente en el debate nacional, por un lado, llevó a López Obrador al poder, y por otro, es el discurso transversal de la sociedad civil movilizada, (Marea Rosa), sintetizado en “abran los partidos”, que lleva intrínseco un recambio de élites políticas. ¿Quién llevará mano en 2024?, quien entienda mejor cómo romper con la lógica de un sistema político transicional que ha entrado en un franco ocaso y empiece a plantear cuál va a ser el nuevo sistema político del país.