Rafael Solano

Las ideologías mueven

DE LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD

Rafael Solano*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rafael Solano
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

¿Cuántas veces hemos escuchado que en la política de hoy ya no existen ideologías?, ha habido mucho debate sobre el pragmatismo de nuestros tiempos, sin embargo, pareciera ser más una confusión semántica entre filosofía e ideología. La diferencia sustantiva entre una y otra, es la acción.

Para desenmarañar esto, Roy Macridis nos propone que la ideología empuja a la gente a la acción concertada, ya sea en un país, grupo, clase o partido político, donde se expresan intereses, exigencias y creencias.

Para analizar la actualidad, no podemos desenlazarnos del 2008, cuando el mundo presenció el shock económico, conocido como la Gran Depresión o Gran Recesión, que trajo como consecuencia el inicio del quiebre en el esquema de valores occidentales, reconocidos hasta ese momento, como lo reconocen economistas y politólogos (Gamaleiro, Moreli, De Vries, Hobolt, etc.). No podríamos entender nuestro presente sin ese hito que nos ha situado en el Cambio Político que experimentamos ya en nuestro país.

La ola que primero pegó en Europa y después en Estados Unidos, llegó a México en 2018; básicamente los valores de la transición democrática dejaron de ser aceptados para la mayoría. El acuerdo de compatibilidad de perspectivas ideológicas con el cual vivimos casi 30 años, que aseguró estabilidad y aceptación, se rompió. Hoy vivimos una incompatibilidad.

La realidad es que el acuerdo social preexistente no volverá y, aunque hay resistencias, el mundo ha caminado hacia el Cambio Político, concretamente en dos vías: el cambio radical (populista) o el cambio reformista. Desde luego el statuo-quo le ha llamado la muerte, declive, decadencia o riesgo para la democracia liberal; hay muchos rasgos de lo anterior, pero a profundidad lo que estamos viendo es una renovación de las élites, un cambio en el statu-quo. No podemos olvidar que el último cambio político que vivió México fue dolorosísimo, incluyó asesinatos, detenciones, devaluaciones y guerrillas. Lo cierto es que hoy presenciamos nuevamente otro cambio en el cual los valores sociales y las concepciones en la opinión pública mexicana han venido modificándose.

La lucha política se está reflejando en varias generaciones. Para el antiguo sistema revolucionario la lucha es por rescatar la soberanía nacional, para el viejo sistema de la transición mexicana, la lucha política es en aras de preservar la democracia electoral que construyeron; para los Millenialls y Centenials el valor de lucha está más asociado al globalismo y la sustentabilidad.

La pregunta rumbo a 2024 es cuál de las dicotomías terminará por definir la elección: democracia-autoritarismo o globalismo–nacionalismo. ¿Dónde se encuentran los valores de la sociedad mexicana del 2022, rumbo a la próxima presidencial? Calidad de vida, distribución de bienes y servicios, libertad e igualdad. Ahí es donde surge el papel de las ideologías políticas: movilizar a las personas para actuar en favor de un punto de vista u otro, o de un movimiento o partido, es decir, defender valores.

Hoy, en México podemos observar las tres grandes categorías de las ideologías: la que defiende y racionaliza el orden económico, social y político preexistente, es decir del statu quo. La que apoya cambios de largo alcance en el orden económico, social y político, es decir, una radical. Y, por último, la que favorece cambios progresivos, que es la reformista.

Finalmente, en el futuro inmediato los mexicanos evaluaremos, consciente o inconscientemente, los cuatro criterios que enuncian Macridis y Hulliung en torno a las propuestas políticas que sean ofrecidas a los electores: 1) su coherencia, entendida como el alcance total de una ideología, junto con su lógica y estructura internas, objetivos y medios para llevarlos a cabo; 2) la presencia operativa de estas ideologías; 3) su extensión, ¿cuánta gente comparte una ideología dada?, es decir, cuanto más amplio sea el espacio de población de una ideología, mayor es su extensión; y por último 4) su intensidad, entendida como el grado y fuerza del atractivo de una ideología, independientemente de si satisface alguno de los otros tres criterios, si evoca compromiso emocional, lealtad y determinación en la actuación.

A pesar de lo que se diga, las ideas siguen movilizando a la acción política. Las ideologías no son incorpóreas, existen y las personas las adoptan y luchan por ellas. Pero también, como el mismo Macridis expone, son refugios que proporcionan compañerismo, cooperación y plenitud. Por lo pronto veremos cada vez mayor intensidad en la discusión pública, y en breve el tiempo nos estará mostrando cuál dicotomía se impondrá rumbo a 2024; por lo pronto el mundo y México caminan hacia el cambio político, con personas que se activan, con ideologías que mueven.