Roberto García Requena

La captura de los reguladores

BANDA ANCHA

Roberto García Requena
Roberto García Requena
Por:

El Presidente Andrés Manuel López Obrador arrancó el año con una idea nueva en aras de la austeridad republicana. No queda claro si es otro distractor ante la cruda realidad de la pandemia que nos azota y el desastre económico que se está viviendo, o realmente lo propone como una política pública de la 4T.

El hecho es que el Presidente propone desaparecer a algunos organismos autónomos de la geografía de la administración pública. Organismos autónomos que emanan de la Constitución y que son de las instituciones que la incipiente democracia mexicana ha creado para regular ciertos mercados.

El Instituto Federal de las Telecomunicaciones, la Comisión Reguladora de Energía, la Comisión Federal de Competencia Económica, el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales, el Banco de México, el Instituto Nacional Electoral, por sólo mencionar a algunos de los más relevantes, podrían ser absorbidos como apéndices de la administración pública central.

Hay que decir que, de instrumentarse, iría en contra de las mejores prácticas internacionales en la materia. En todo el mundo desarrollado existen este tipo de organismos que cooperan en la estructuración de los mercados y en la toma de decisiones que, por razones técnicas, no le deben de competer al Gobierno central.

La naturaleza de estos reguladores es justamente retirar del ámbito político una serie de decisiones de índole técnico. Doy ejemplos. Es absurdo que el Gobierno arme subastas de certificados de la Tesorería, o que licite frecuencias del espectro radioeléctrico, o para no ir más lejos, que organice y sea árbitro de elecciones populares.

¿Se imaginan regresar a la Secretaría de Gobernación el control de las elecciones? Así era cuando Manuel Bartlett tiró el sistema en la elección presidencial de 1988 que había ganado Cuauhtémoc Cárdenas, para darle el triunfo a Salinas de Gortari. Fue un logro de nuestra democracia independizar el manejo de las elecciones a un organismo constitucional autónomo.

En la jerga académica se dice que un regulador es capturado cuando se vence a los brazos de un Gobierno en turno, o a veces de algún interés particular. Por eso los nombramientos de los comisionados o integrantes de las juntas de gobierno de dichos reguladores son inamovibles, escalonados y transexenales. De esta forma ningún presidente o secretario en turno puede darles instrucciones.

La razón de fondo es generar certeza jurídica y reglas claras a los jugadores. Esto acarrea inversión y mercados sanos, solventes y competitivos. El ahorro de algunos miles de pesos estimado por López Obrador desmantelando a estos reguladores, va a generar pérdidas multimillonarias en inversión potencial y falta de confianza. Las consecuencias van a ser brutales para el país.