Rodrigo López San Martín

La verdadera oferta de Alito a AMLO

ES LA ESTRATEGIA...

Rodrigo López San Martín *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rodrigo López San Martín
 *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Alejandro Moreno está acorralado, eso es claro. Y esta semana parece estar dejando claro que está dispuesto a todo con tal de salvar su pellejo. ¿Lo seguirán incondicionalmente los priístas?

El lunes pasado, la presentación de una iniciativa que busca, como quiere el presidente López Obrador, mantener la presencia militar en labores de seguridad pública hasta 2028, cimbró a la oposición y movió el tablero entero hacia los procesos electorales de 2023 y 2024.

¿Pero es realmente la iniciativa para mantener a las fuerzas armadas lo que debe estar al centro del debate? ¿Es, siquiera la verdadera oferta de Alito al gobierno federal?

Parece que no. La verdadera oferta es la ruptura del bloque opositor, legislativo y electoral, Va por México.

Tras la presentación de la iniciativa las reacciones no se hicieron esperar. Del lado del gobierno, AMLO volvió a llamar a los priístas a revalorar esa alianza. Volvió a abrirles las puertas. Por su parte, las dirigencias del PAN y PRD anunciaron la suspensión de la alianza en tanto el PRI no retire o vote en contra esa alianza.

Pero esto es sólo el principio del camino.

Porque para que la iniciativa se apruebe, como cualquier reforma constitucional, requiere el apoyo de dos terceras partes de los legisladores presentes en cada una de las Cámaras.

Matemáticamente, los votos de los diputados priístas son suficientes para alcanzar este número. Pero no es fácil, necesitaría sumar al menos a 57 de sus 69 diputados a los votos de Morena y sus aliados… ¿puede Alito asegurar el respaldo de la totalidad de sus legisladores cuando hay tan poco del otro lado de la mesa de negociación?

Porque hoy lo que está en la mesa priísta no es una negociación política, es una negociación jurídica. No hay un intercambio de apoyo entre agendas políticas. No están empujando una agenda propia a cambio de respaldar una de Morena. No. Lo único que está del otro lado de mesa es la libertad de su dirigente nacional.

Y si bien una mayoría de los legisladores priístas le son leales a su dirigente, no se puede hablar de ellos como un grupo 100% homogéneo. En especial, los legisladores del Estado de México y Coahuila, estados que tendrán elecciones en 2023, serán los más resistentes a respaldar esta iniciativa. Si el costo es romper la alianza opositora, para ellos se traduce en entregar sus estados a Morena el próximo año.

Y aun si esta reforma logra sortear este primer obstáculo, deberá llegar después al Senado de la República, donde la bancada del PRI ya anunció de manera unánime su rechazo a esta iniciativa. Aquí, ni todo el control interno de Alito puede asegurarle esos votos.

Por eso, el destino de esta iniciativa que busca mantener la militarización hasta 2028 es totalmente incierto. Pero, quizá, con la sola presentación y defensa de ella, Alito y sus aliados lograron plantear su oferta de paz al gobierno: rompen la alianza opositora de la manera más burda, haciéndole el trabajo sucio al gobierno rumbo a la sucesión presidencial y dejando dos años de abierta incertidumbre en al poder legislativo, aunque hace sólo un año hayan pedido el voto a los mexicanos precisamente para lo contrario.