Rodrigo López San Martín

La politización de la narrativa de la violencia

ES LA ESTRATEGIA...

Rodrigo López San Martín*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rodrigo López San Martín
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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La violencia en México no se originó este sexenio. Eso es claro, y es algo aceptado por todos los actores políticos, sociales y económicos del país.

La inseguridad en México que condiciona negativamente la vida cotidiana de millones de mexicanos en todo el país tiene muchos años en constante deterioro.

¿Pero hasta cuándo ese origen seguirá siendo la salida discursiva de gobiernos, en todos los niveles, que no logran solucionar el problema más sensible a lo largo y ancho del país?

Porque todos los gobernantes, de cualquier partido, estaban conscientes de este problema cuando decidieron presentarse como candidatos a presidentes municipales, gobernadores o presidente de la República con promesas de atacar el problema y devolverles la paz y la tranquilidad a las familias mexicanas. Por eso, responsabilizar al pasado, no debería ser una estrategia de comunicación sostenible a largo plazo.

Porque todavía hoy, la narrativa del gobierno federal alrededor de este problema se enfoca en deslindarse de responsabilidades culpando, especialmente, al sexenio de Felipe Calderón como quien inició la “guerra” frontal contra las bandas del crimen organizado.

Con eso, buscan acotar a la oposición, especialmente al PAN, en su papel de oposición que denuncia las fallar y fracasos del gobierno.

Y aunque esta narrativa puede tener un origen cierto, han pasado 10 años desde el final de ese sexenio y la situación lejos de mejorar, empeora día con día.

Por eso, es momento para la oposición, en especial para el PAN, de romper con ese cerco. De alejar el debate de la disputa Calderón vs AMLO, y llevar la conversación al contraste de la realidad que padece el país, frente a las expectativas generadas por López Obrador en su larguísima campaña como opositor rumbo al cargo que hoy ocupa.

Quizá fue lógico que, durante la primera mitad del sexenio, la mayoría de la población le diera el beneficio de la duda a la estrategia de la Cuarta Transformación contra la inseguridad. Pero ya se fue más de la mitad de esta administración y las cifras siguen empeorando.

Por eso, llegó la hora para ellos de retomar esa bandera, cumpliendo el papel más democrático de una oposición, denunciar la gravedad de la situación y exigir cambios en la estrategia presidencial para enfrentar ese problema.

Pero también, llegó el momento de reinventarse. De construir una nueva plataforma de propuestas. De hablarle a los mexicanos de nuevas soluciones. De romper con esa verdad establecida por Morena y sus seguidores, que lo único que tiene que ofrecer frente a la inseguridad, son los resultados del gobierno de Felipe Calderón.

Es claro que, hacia 2024, el de la inseguridad será uno de los debates centrales por lo mucho que lastima en todos los rincones del país. A diferencia de 2018, Morena y el Obradorismo llegarán desgastados en su credibilidad. ¿La oposición sabrá reinventarse?