Rodrigo López San Martín

Los tres años que vienen: más polarización

ES LA ESTRATEGIA...

Rodrigo López San Martín *Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Rodrigo López San Martín 
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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El día de ayer el presidente Andrés Manuel López Obrador cumplió 3 años al frente del gobierno federal. Se cumplió la mitad de su mandato y lo que viene es fácil de predecir: más polarización.

Desde el inicio de su mandato, López Obrador ha mantenido la misma estrategia de comunicación que lo encumbró, primero, como el líder de la oposición nacional y después, como la opción natural frente a un sexenio, el de Enrique Peña Nieto, marcado por la corrupción y la mala evaluación de la ciudadanía.

Pero esto no quiere decir que su comunicación ha sido la misma. La polarización ha evolucionado. Pasó de centrarse únicamente en sus críticos y opositores, a polarizar con los ciudadanos, renunciando, tácitamente, a un sector de la sociedad que no lo sigue incondicionalmente.

En el pasado proceso electoral, a pesar del éxito de Morena en la mayoría de las gubernaturas que se disputaron, hubo muestras de que ese sector excluido empieza a dar muestras de interés en la vida política y comienza a activarse.

Los triunfos de la oposición en la Ciudad de México y en algunas regiones de entidades como el Estado de México, Puebla, Durango, Nuevo León o Morelos, se dieron gracias a una abultada participación ciudadana en zonas de clase media y media alta, con un voto masivo que fue en contra del presidente, antes que a favor de alguna opción opositora.

Y es por esto que los próximos 3 años podrían ser de mayor polarización social.

Del lado de AMLO, parece que han renunciado completamente a ese porcentaje de ciudadanos que no les son incondicionales. A los que el discurso oficial, basado en el resentimiento al pasado más que en los resultados presentes, no les atrae porque sí esperan de su gobierno resultados que impacten positivamente su vida cotidiana.

Si la oposición entiende la oportunidad que tienen enfrente, basarán su estrategia en esa misma polarización que ofrece el presidente, enfocándose en un objetivo claro:

Además de seguir comunicando que representan valores y principios diametralmente opuestos, deben buscar equilibrar los números. Que cada día sean más y más mexicanos dejen de sentirse satisfechos con que su gobierno rompa con el pasado en las formas y exijan resultados que enfrenten y solucionen los problemas que viven. Pero, sobre todo, que quienes están en su lado de la balanza, como sucedió en esas elecciones que perdió Morena, estén más motivados a participar.

Para esto, deben salir del terreno ganador para el presidente donde la pregunta es pasado vs futuro y enfocarse en el presente y acompañar su crítica al gobierno de alternativas claras y atractivas que les permitan transmitir que sí hay de otra, aun frente a la pandemia y frente a problemas sociales, como la inseguridad, que el país arrastra desde hace décadas.

Al final, será un juego de números. Y aunque se antoja difícil que le den la vuelta al marcador y sea más la gente que repruebe al presidente que quien lo califica aprobatoriamente, las elecciones las gana quien es capaz de llevar más gente de su lado a las urnas.

Así que, hacia 2024, podemos esperar una polarización mayor porque está en el interés de ambos bandos de nuestra clase política. Quien emocione y motive más con su discurso a los suyos, será el ganador.