Una década del PRI y Gutiérrez de la Torre

CIVITAS

Salvador Guerrero Chiprés*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Salvador Guerrero Chiprés
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Hace diez años conocimos de un caso emblemático de corrupción y trata de personas. A partir de una investigación periodística difundida por MVS cuando Carmen Aristegui capitaneaba ahí un estelar, supimos de la red de explotación sexual tejida desde el PRI de la Ciudad de México por su entonces dirigente Cuauhtémoc Gutiérrez de la Torre. 

Ese partido había iniciado una decadencia en la CDMX desde 1988 cuando se derrumbó, después de los sismos de 1985, el control territorial y político ejercido por el tricolor en aquel año del controvertido triunfo de Carlos Salinas de Gortari contra Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

Gutiérrez intentó desmentir, omitir, ignorar, distanciarse de las acusaciones. La corrupción como plataforma de la trata de personas, desde la posición de poder del PRI —un cuarto de siglo después de iniciado su deterioro histórico— revelaba la doble erosión política y personal de sus cuadros más altos.

Ya no se interrumpiría. Enrique Peña Nieto, el último presidente proveniente del tricolor, se convirtió en epítome de la corrupción presidencial y con ello le abrió las puertas de par en par a la alternativa encabezada por Andrés Manuel López Obrador en 2018.

Retrospectivamente, el caso de Gutiérrez de la Torre es un episodio en la secuencia de derrumbes de un partido con capacidades civilizadoras, tanto como de las características de putrefacción no disociadas del todo del crimen contra Colosio, aun con la evidencia predominante asociada a la responsabilidad personalísima de Mario Aburto.

Del partido aliado de Xóchitl Gálvez y de Santiago Taboada, Gutiérrez de la Torre no era un detalle al margen sino la realidad central. Por eso, el reportaje del 2014 era convergentemente representativo de un deterioro donde la explotación sexual era uno de los síntomas. El PRD y el PAN, antes de AMLO, solían combatir al PRI hasta que el cálculo de su debilidad y su realismo táctico los convocó a unirse contra el movimiento ahora puntero en las encuestas con Claudia Sheinbaum hacia la Presidencia y Clara Brugada hacia la Jefatura de Gobierno.

Con anuncios sugestivos en periódicos, el PRI CDMX ofrecía trabajo como edecanes a mujeres de entre 18 y 32 años. Luego de aprobar el proceso de entrevistas conocían detalles de las labores a realizar, entre ellas relaciones sexuales con el líder priista conocido como “el rey de la basura”.

La investigación estuvo cerca de ser archivada judicialmente. La ahora exfiscal y candidata de Morena al Senado, Ernestina Godoy, retomó el caso, escuchó a las víctimas e impidió el “carpetazo”. Gutiérrez de la Torre está sujeto a proceso por trata de personas y recientemente un juez le negó un amparo contra la orden de aprehensión. Diez años: su descomposición sigue.