Valeria López Vela

Francia Márquez: trabajar para vivir sabroso

ACORDES INTERNACIONALES

Valeria López Vela*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria López Vela
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

La recién electa vicepresidenta de Colombia, Francia Márquez, ha logrado vencer las estructuras de la desigualdad y ubicarse como la segunda persona más importante en Colombia.

Márquez es una mujer, afrodescendiente, madre soltera, de origen humilde que —a pesar de estas barreras— estudió derecho y se convirtió en activista ambiental. Desde estos ámbitos construyó una carrera política de base izquierdista que, hace apenas unos días, la llevó a la vicepresidencia de su país.

La nueva vicepresidenta se identifica como feminista pero, como se sabe, entre los feminismos hay diferencias que definen la ruta de las luchas. No es lo mismo partir de la premisa de que hay que “reparar el mundo” —Tikún Olam— con sus instituciones, leyes y sistemas para hacerlo un lugar habitable para las mujeres, que asumir las exigencias de la perspectiva Ubuntu que sostiene: “Yo soy lo que soy en función de lo que todos somos”, asumiendo a la sociedad de forma orgánica en donde “soy porque somos nosotros”.

Desmond Tutu lo explica de otra manera: “Una persona con ubuntu es abierta y está disponible para los demás, respalda a los demás, no se siente amenazada cuando otros son capaces y son buenos en algo, porque está segura de sí misma ya que sabe que pertenece a una gran totalidad, que se decrece cuando otras personas son humilladas o menospreciadas, cuando otros son torturados u oprimidos”.

De esta forma, el feminismo de Márquez es esencialmente comunitario y busca reivindicar el lugar de “los nadie” de su país; como ha dicho en varias ocasiones, Márquez piensa que “nadie debería vivir con miedo”.

Los grupos prioritarios de atención tanto para los feminismos inspirados en el Tikún Olam como en los ubuntus son los mismos: mujeres, comunidad LGBTTQ, pueblos originarios…; sin embargo, la mirada Ubuntu insistirá en que la suma de las categorías sospechosas crea condiciones periféricas que solamente pueden atenderse con cambios —no reparaciones— estructurales y colectivos —no individuales—.

De esta forma, la figura de Francia Márquez dejará una marca importante en la historia colombiana, pues quedan atrás los años de la esclavitud, de las haciendas, de la explotación; también los de la persecución, el olvido, el clasismo y los derechos diferenciados. La sola presencia de Márquez en los círculos más altos del poder colombiano hace que las valencias sociales tengan que reajustarse; y, aunque no será fácil ni inmediato, el impacto es innegable.

Márquez ha insistido en que todas las personas deben “trabajar para vivir sabroso”; esto, ha explicado recientemente, se traduce en “poder vivir sin miedo, en dignidad y con garantía de derechos”. La frase es una formulación más del ideal de los derechos humanos que buscan reparar el mundo para nos-otros.