Valeria López Vela

Trump: enemigo de los mexicanos

ACORDES INTERNACIONALES

Valeria López Vela*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria López Vela
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
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Desde el inicio de su carrera hacia la candidatura republicana, Donald Trump fijó una postura hacia los mexicanos: nos definió como “enemigos de América”. Bajo este género, incluyó a los migrantes, a los dreamers, los ciudadanos de este país en general, a quienes nos perciben como sus empleados, como unos molestos vecinos y como personas de segunda categoría.

Aunque se tome fotos con nuestros presidentes, el desprecio de Trump se mantiene y aumenta. Y eso es algo que es peligroso dejar pasar porque, gobiernos y partidos van y vienen, pero quienes enfrentaremos sus embates seremos los ciudadanos de a pie.

Al principio de los ataques pensé que el desprecio de Trump hacia nosotros respondía a su nativismo, ese prejuicio expresado en Make American Great Again en el que se valoran exclusivamente los factores y los valores tradicionales de Estados Unidos: la piel blanca, ser varón, poseer riqueza. Al tiempo que se desprecia a los migrantes, a las personas de piel oscura o a los ciudadanos con pocos recursos económicos. Me equivoqué.

El odio de Trump hacia los mexicanos no tiene que ver con la raza, ni con el lugar de nacimiento, pues él mismo ha mostrado respaldo a otros grupos. La molestia o poco aprecio hacia los mexicanos es debido a nuestro poco capital económico; si nuestro país tuviera mejores condiciones económicas, seríamos vistos y tratados de forma distinta por Trump y su gobierno. Hay que decirlo una vez más: Trump nos ha llamado violadores, alimañas, envenenadores de la sangre de América. Aunado a esto, ha hecho dos promesas imposibles de olvidar: la primera, que en caso de ser reelecto, iniciaría una campaña masiva de deportación. ¿De quiénes? De migrantes, muchos de ellos son mexicanos. ¿Hacia dónde? A México, pues nuestra situación fronteriza nos convierte en “el patio trasero”.

La segunda promesa es que actuaría como dictador por un día para cobrar venganza en contra de todos sus enemigos; y sus enemigos favoritos somos los mexicanos.

Más allá de las posturas de los Gobiernos o de los partidos políticos, los ciudadanos mexicanos debemos tomarnos en serio las palabras de Donald Trump. Ya sea que vivamos en México o en Estados Unidos, que tengamos familiares aquí o allá, un segundo mandato de Trump solamente traería calamidades para nuestra nación: dentro y fuera de nuestras fronteras.

Entre los destrozos causados por Trump, el más peligroso es que ha hecho del odio el común denominador de sus seguidores: odian a los demócratas, a los migrantes, a los latinos, a los mexicanos. Y así no se construyen sociedades tolerantes sino escenarios de humillación y violencia. Sólo en este contexto, puede explicarse que el gobernador de Texas, Greg Abbott, haya promulgado la ley SB4 que permite las deportaciones basadas en la “apariencia de migrante”: discriminación por donde se mire.

Considero que nos merecemos un trato respetuoso, humano y digno: todas, todos, siempre. Y Trump y sus secuaces polarizan hacia el lado opuesto. No lo permitamos.