Valeria Villa

The bear (El oso)

LA VIDA DE LAS EMOCIONES

Valeria Villa*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Valeria Villa
*Esta columna expresa el punto de vista de su autor, no necesariamente de La Razón.
Por:

Que alguien te responda que está bien cuando le preguntas cómo se siente no significa nada. Muchas veces es todo lo contrario y hay dentro de esa persona un drama casi insoportable. Puede ser muy difícil de detectar porque algunas personas, casi siempre hombres, son herméticos, no hablan, no dicen nada y se esconden detrás de la manía de un trabajo demandante que los lleva al borde del ataque de pánico pero que los aleja de dolores mucho más atemorizantes.

El dolor del duelo que persigue a Carmy parece estar a punto de tragárselo completo. Quiere negociar con él hasta que se da cuenta de que es imposible. La vida no se detiene. La emergencia de rescatar el restaurante en quiebra que su hermano muerto le heredó lo distrae del sufrimiento por la pérdida. Carmy sigue diciendo que está bien y que arreglará todo lo que está mal. Viene de trabajar con un jefe maltratador como abundan en el mundo de la cocina y en otros mundos también. Un jefe que insulta, amenaza y devalúa como método de enseñanza. Richie, su primo, no sabe hacer nada, está perdido y sólo cuenta con su violencia y un arma para hacerse respetar. Estorba los esfuerzos para ordenar el desorden porque teme quedarse sin nada. Así somos todos cuando alguien evidencia que estamos cómodos en la enfermedad pero que algo de fondo tiene que cambiar para sanar. La primera temporada de The Bear, la serie de FX (se puede ver en Star+) ilustra el trauma, el duelo, la dificultad para saber lo que uno siente cuando el dolor es muy grande: pesadillas, sonambulismo, conductas erráticas que ponen en riesgo la vida, entumecimiento emocional, dificultad para respirar, palpitaciones. Carmy vomitaba todos los días antes de ir a trabajar a su prestigioso trabajo con el jefe abusivo. Ahora está en duelo, con su propia historia a cuestas y finalmente acepta que necesita ayuda. La encuentra en un grupo de

Al-Anon. Escuchar los básicos para romper la codependencia comienza a cambiarlo: yo no la causé, no puedo controlarlo, no puedo curarlo. Que nadie puede curar a nadie más que a sí mismo, que a veces somos colaboradores de quien abusa de nosotros, que los únicos asuntos que se pueden resolver son los propios, que hay que alejarse de los lugares donde sólo hay sufrimiento. La vida sigue exigiéndole, demandándole que rinda, que trabaje, que resuelva, que literalmente apague el fuego que lo puede matar. Busca respuestas sin descanso y sale adelante a partir del respeto, el trabajo en equipo, la creatividad de la cocina, la solidaridad, la capacidad de enseñar, de aprender y reconocer el trabajo de los otros.

El ataque de pánico aparece cuando no existen las palabras o cuando no alcanzan para procesar el dolor y todo lo que no entendemos. A veces saboteamos los intentos de salud de los que tenemos cerca, nos aferramos a la toxicidad conocida, a nuestras patologías de siempre, porque nos sentimos amenazados, desplazados, incapaces y miserables. Porque cambiar del caos al orden, duele. A quién en una familia le duele más el dolor de perder a unos de sus miembros es una pregunta que todos se hacen pero que no tiene respuesta. A todos, de maneras particulares, dependiendo del vínculo. Carmy, el chef prodigioso, es la imagen de la vulnerabilidad y de la fortaleza. El mensaje es potente: está muy bien pedir ayuda, pedir perdón, decir te quiero, me haces falta, qué bueno que existes y que estás conmigo. Al final, el único sentido de la muerte y de la pérdida, es la liberación del amor.

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