Otro 10 de diciembre

Otro 10 de diciembre
Por:
  • jacqueline tapia

Recuerdo hace muchos años que alguien se me acercó diciéndome: “usted que defiende los derechos humanos no cree que éstos ya son un abuso”, su pregunta no dejó de sorprenderme, pues quién podría pensar que es un abuso el derecho a la salud, a la educación, a tener una nacionalidad o tener derecho a la vida y a la libertad.

Esto que puede parecer una pregunta aislada, resulta que no lo es, y existe un número importante de personas que aún creen que los derechos humanos atentan contra “valores y principios”; y, más aún, en el imaginario social se ha construido la retórica de que defienden a delincuentes.

Quienes desdeñan los derechos humanos no son ni un grupo aislado,  ni minoritario, y mucho menos sin poder. Son grupos diversos que en algunos casos forman parte de la cúpula de gobiernos o con capacidad para incidir tanto en el Poder Judicial, como en el Legislativo, cuyo origen principal está vinculado con posiciones conservadoras, de carácter religioso, o bien, grupos autoritarios o no democráticos.  Estas posiciones tampoco son nuevas, ya que el pensamiento de no discriminación y de trato igualitario no ha logrado, todavía, insertarse en la sociedad como la búsqueda del bien común.

El ejercicio pleno de los derechos humanos implica, como dice la propia declaración,  que todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos y que tienen libertades sin distinción alguna. Sin embargo, esta premisa no se ha cumplido por quien es el garante de los derechos humanos. Es decir, existen  gobiernos que ponen  una serie de obstáculos como conductas clasistas, racistas, homofóbicas, xenofóbicas, machistas y autoritarias entre otras, para que no toda la ciudadanía gocen de ellos. Algunos buenos ejemplos de estas conductas son la prohibición a que personas del mismo sexo se puedan casar, el derecho de las mujeres a la interrupción del embarazo, o bien, a la elección de sus gobiernos e incluso, han llevado los derechos que por principio son irrenunciables, inalienables e imprescriptibles a las urnas para que sean votados y una mayoría decida si un ser humano es o no acreedor a ejercer alguno de los derechos, que por el simple hecho de ser humanos tiene.

A raíz de todas esta acciones que buscan anular o menoscabar los derechos de uno o varios grupos de personas, la figura de los defensores de derechos humanos ha tomado en los últimos años una gran relevancia;  son hombres y mujeres de cualquier edad que buscan que ninguna persona sea excluida del goce de derechos.  A la par de las y los defensores están las instituciones, como las Comisiones de Derechos Humanos, que tienen como principal misión hacer señalamientos a los gobiernos de las violaciones que en materia de derechos humanos han realizado, ya sea por omisión o por acción.

Así que, muy pertinente, el mensaje de Michelle Bachelet, Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, al decir: “con fuerza y dignidad defendamos los derechos humanos”.