Pandemia

Pandemia
Por:
  • leonardo-nunez

El pasado miércoles 11 de marzo la Organización Mundial de la Salud declaró que la difusión del Covid-19 había alcanzado la categoría de pandemia, que, de acuerdo con su definición, es cuando se propaga por el mundo una nueva enfermedad para la cual la mayoría de las personas no tiene inmunidad.

Que el avance del coronavirus representa una amenaza para la salud pública no era ninguna novedad para los primeros países que fueron afectados por él. China, Corea del Sur, Japón, entre otros, fueron los primeros que se enfrentaron a la propagación de una enfermedad con el potencial de contagiar exponencialmente a la población en general y actuaron de inmediato. En la región de Hubei, cuya capital es Wuhan, el incremento de unos cuantos casos al conteo por decenas comenzó el 21 de enero. Para el 24 de enero, cuando los casos identificados en un solo día ya habían rebasado los 500, se declaró el aislamiento total de la región, con lo que más de 11 millones de personas fueron inmediatamente contenidas.

Uno de los análisis estadísticos más completos sobre el comportamiento de los casos de coronavirus, realizado por el investigador norteamericano Tomas Pueyo, muestra que la reacción de las autoridades chinas, si bien fue casi inmediatamente después del inicio del crecimiento de las cifras oficiales de contagiados, en realidad correspondía a una cifra de infectados muy superior: antes del 22 de enero en toda China se reportaban 444 casos confirmados, pero en realidad los casos ya sumaban más de 12 mil.

Esto no es porque el gobierno ocultara las cifras reales, sino porque los síntomas de muchos de quienes en ese momento portaban la enfermedad no se reflejaron hasta después y, por ende, su detección sería posterior. Sabedores de esto, las autoridades no dudaron en declarar el aislamiento y los resultados fueron claros: si bien cada día aumentaba el número de casos detectados, cada vez estas cifras se acercaban más a las de la cantidad real de enfermos, misma que comenzó a descender a partir de febrero. La conclusión del análisis es clara: las medidas de aislamiento son indispensables para atender a una pandemia y, entre antes se tomen, mejor. En el extremo, retrasar un día más las medidas de aislamiento en medio de una pandemia real puede llevar a una diferencia de 40 por ciento en el número de contagiados.

Esta lección por parte de China ha sido tomada por los países europeos. Si bien no se implementaron con la misma velocidad y rigurosidad que en China, múltiples ciudades europeas hoy viven en aislamiento, en espera de lograr aplanar la curva de infectados y evitar el colapso de sus sistemas de salud.

Estados Unidos, en especial por parte del presidente Trump, se mantenía reticente a declarar medidas de emergencia y reconocer la emergencia. Sin embargo, después de la declaración de pandemia, ha entrado en razón y las medidas de distanciamiento social han comenzado a aplicarse. Restará ver si el resto de gobiernos del mundo que ya están infectados, pero viven en una especie de negación, como Brasil o México, pronto comprendan la importancia de las acciones efectivas lo antes posible.