Primavera Morena, invierno azul, amarillo y tricolor

Primavera Morena, invierno azul, amarillo y tricolor
Por:
  • Carlos Urdiales

La primavera legítima y el invierno opositor se complementan; una es causa de la otra. La cuarta transformación marcha exultante, nada eclipsa la fiesta contrarreformista, la aparente fractura entre AMLO y Monreal por las comisiones que cobran los bancos globales (y los locales que se mimetizan) no es tal.

En la 4T nadie miente. El Presidente electo dijo que no habrá reforma fiscal ni modificaciones legales para el sector bancario, léase expropiaciones. Yeidckol Polevnsky, presidenta del nuevo partidazo, dice que el monrealazo a las comisiones no le fue consultado, cierto. Ricardo Monreal afirma que el combate a la usura y al abuso continuará. Así será mientras el Presidente electo se reitera respetuoso de la separación entre poderes.

Los encajes se van a revisar, de forma voluntaria y, quizá, temerosa, pero los banqueros evitarán choques frontales, por eso mostrarán disposición, reflexión y generosidad. No hay disonancia en todo el entramado. Cada batalla, desde su respectiva trinchera, compone el concierto sinfónico de la 4T.

Mientras tanto, contrapesos económicos y políticos viven un crudo inverno. Núcleos de poder fáctico que, sin brújula, buscan acomodo dentro de la 4T. Quieren construir diques académicos, sociales y populares que contengan o maticen un poder legítimo que amenaza, como tsunami político-ideológico, con arrasar la infraestructura institucional del Estado.

En lo político, los partidos se minimizan; sangre azul corre fuera del PAN, no sólo Felipe Calderón dio el portazo, a la sorda; la toma del partido a trasmano por el grupo de Ricardo Anaya deja a Acción Nacional como oposición endeble, con mucha cola por pisar, moches, colusiones y grupos repartiéndose ínsulas en el Bajío, Puebla, Querétaro, Tamaulipas y órganos de control en el CEN blanquiazul.

El PAN ya no cuenta con ninguno de sus expresidentes de la república. Como al PRD, sus excandidatos a Los Pinos y dirigentes nacionales son canibalizados. Con razones y estaturas diferentes, Vicente Fox y Felipe Calderón están afuera. El primero, en el vacío; la ocurrencia y gracejada coyuntural, sin ingenio ni prestigio. El segundo, en mancuerna con Margarita Zavala, apuesta a construir un polo ciudadano viable en el corto plazo como opción electoral. Juntos suscitan apoyos importantes y discretos que pueden dar forma urgente a un colectivo civil con buena perspectiva.

En el PRD la agonía continúa con renuncias al hilo; la más reciente, la de Alejandro Sánchez Camacho. En el Congreso, sus coordinadores son sociedades anónimas de interés particular; cada uno trabaja para sí mismo, sus intereses y sus blindajes.

En el PRI, los fundamentales de Maquiavelo no encuentran príncipe o princesa dignos de guiar. Partido nacional con redes que, sin romperse, se van tiñendo de guinda aceleradamente; la morenización del tricolor avanza.

Los demás son morralla a subasta eterna; bisagras legislativas inservibles que buscan salvar membretes en Chiapas (PVEM) y en Jalisco (MC); nuevos feudos. Una primavera y muchos inviernos.