Después de más de 130 años de teorías, especulaciones por uno de los asesinos más notorios de la historia, finalmente parece haberse resuelto el enigma detrás de Jack el Destripador.
La figura que aterrorizó a las calles de Londres en 1888, cometiendo una serie de brutales asesinatos, ha sido identificada gracias a avances en la tecnología forense.
Russell Edwards, un historiador especializado en crímenes históricos, ha dedicado más de 30 años a investigar el caso de Jack el Destripador. En su investigación más reciente, Edwards recurrió a una nueva técnica científica que utiliza muestras de ADN para conectar el pasado con el presente. En este caso, la prueba clave fue un pañuelo manchado de sangre y semen encontrado cerca del cuerpo de una de las víctimas, Catherine Eddowes, en 1888.
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¿Quién es Jack el Destripador?
El análisis forense del pañuelo reveló que el ADN encontrado en la prenda coincidía con los descendientes directos de Aaron Kosminski, un inmigrante polaco que había sido considerado uno de los principales sospechosos en las investigaciones originales, pero que nunca fue arrestado ni procesado.
Kosminski había sido señalado por la policía de la época, aunque sin pruebas suficientes que lo vincularan directamente con los asesinatos.
Los resultados de las pruebas han generado controversias. A pesar de que la evidencia de ADN muestra coincidencias de sangre y semen en el pañuelo con los descendientes de Kosminski, algunos expertos aún cuestionan la fiabilidad de las pruebas y la posibilidad de que este hallazgo sea suficiente para cerrar definitivamente el caso. A lo largo de los años, diversas teorías sobre la identidad de Jack el Destripador han circulado, pero nunca se había podido presentar una evidencia tan concreta.
La identidad de Aaron Kosminski, quien era un hombre que vivió en la pobreza y sufrió de trastornos mentales, encaja con el perfil de un asesino en serie, según las investigaciones de Edwards. Este dato, sumado al patrón de las mutilaciones cometidas en las víctimas, podría explicar las características perturbadoras de los crímenes que desconcertaron a la policía durante más de un siglo.
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