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Porsche Cayenne Turbo Coupé, poder y estilo en exceso

El máximo exponente de camionetas ejemplifica a la perfección el mantra de su fundador; “hacemos autos que nadie necesita, pero que todos quieren”

El paquete Sport agrega toldo de fibra de carbono y rines de 22 pulgadas.
El paquete Sport agrega toldo de fibra de carbono y rines de 22 pulgadas.Foto: Autocosmos
Por:
  • Rubén Hoyo

Podríamos decir que Porsche se sube algo tarde a la moda de las SUV Coupé, y es que la pionera, la BMW X6, llegó al mercado en un ya lejano 2008 y actualmente se encuentra en su tercera generación.

La Porsche Cayenne Coupé al ser 20 mm más baja y 18 mm más ancha y gracias a un diseño posterior más afilado, logra tener una personalidad propia y muy atlética hay que decir.

Vista de costado logra exitosamente su objetivo de entregar una silueta como su nombre lo indica, de coupé y no sólo eso, sino que además los diseñadores encontraron la manera de replicar bastante bien las formas del emblemático 911.

Hablando de fierros, presume de lo más sofisticado que se puede encontrar en la industria, el V8 de 4.0 litros biturbo eroga 550 hp y 568 lb-pie de torque. Este bestial bloque permite a este titán de 2,200 kilos, aceleraciones de 3.9 segundos cuando se equipa el paquete Sport Chrono.

Siguiendo con el arsenal tecnológico, cuenta con suspensión neumática ajustable en altura que al tener tres cámaras de aire entrega un rango gigante entre el punto de amortiguación más suave y el más rígido.

El eje trasero es direccional, lo que trae beneficios tanto de estabilidad en curvas a elevadas velocidades como para maniobras de estacionamiento, y los frenos de 410 mm con pinzas de diez pistones y cobertura de Carburo de Tungsteno son una maravilla.

Puertas adentro la calidad de materiales y ensamble es impecable, entregando al mismo tiempo una atmósfera muy deportiva. El volante y techo forrados en alcántara, insertos en fibra de carbono y esos asientos forrados en una combinación de cuero y tela “pepita” como los 911 de antaño se ven alucinantes. El interior es más bien minimalista, hay pocos botones, 6 en la consola central para ser exactos, más los del volante, y eso es todo.

Tras el volante es difícil entender que un monstruo de tal tonelaje acelere, frene y se plante como deportivo de altos vuelos.

Incluso, al cabo de un rato, dejas de percibir lo enorme de sus dimensiones. En modo de conducción “Normal” la suspensión es suave. Sin embargo, al activar el “Sport”, se endurece.