Autoridades capitalinas revelaron este martes que Miguel Flamenco Hernández sólo permaneció un día encerrado en el Reclusorio Oriente, a pesar de que aceptó haber participado, junto con un grupo de policías, en el raptó de Juana Patricia Valdivia Caro, sobrina del narcotraficante Rafael Caro Quintero.
Ayer, La Razón reveló que el pasado 2 de marzo policías capitalinos lo encontraron sepultado en una fosa clandestina en la zona del Ajusco, en el paraje Tlapahuixia, en la delegación Tlalpan. Su cuerpo presentaba signos de tortura y tres disparos en la cabeza.
De acuerdo con la ficha de antecedentes penales, el 10 de abril de 2006, cuando ingresó al penal capitalino, Flamenco Hernández tenía 35 años de edad. Sin embargo, salió al día siguiente.
La Procuraduría capitalina lo consignó entonces por el delito de privación ilegal de la libertad y robo. Las autoridades de la Fuerza Antisecuestros de esa dependencia ahora saben que tras salir de prisión, comenzó de nuevo a delinquir.
Recientemente se dedicaba a secuestrar a comerciantes, estudiantes o personas de limitado nivel económico, por las que cobraba rescates que no pasaban de los 100 mil pesos.
Según los testimonios recabados por autoridades, este hombre formaba parte de una banda de plagiarios conocida como Los Camacho, y estaba relacionado con cuando menos otros nueve plagios y tres homicidios, entre ellos el de un ganadero que falleció durante el rapto en febrero del año pasado, y cuyo cadáver fue enterrado de manera clandestina en un paraje del Ajusco.
Además de estar vinculado con la banda de Los Camacho, las autoridades saben que este sujeto estaba implicado en actividades de narcomenudeo en las delegaciones Tlalpan y Coyoacán.
