Viven cuidadoras entre varias tareas

“Quiero entrarle al debate de cuidados, pero ¿a qué hora si no tengo tiempo?”

La activista y mamá, Alitzel Cruz, cuenta que tiene pocos momentos para ella; mujeres pobres invierten más vida en esta actividad que las más ricas del país, indica la Oxfam

Alitzel Cruz y su hijo durante una protesta para exigir más tiempo, este año.
Alitzel Cruz y su hijo durante una protesta para exigir más tiempo, este año. Foto: Especial

Alitzel Cruz, cuidadora y activista de la periferia entre la Ciudad y el Estado de México, le gustaría participar en la discusión del Sistema de Cuidados de la capital, iniciada esta semana en el Congreso capitalino, e involucrarse más en la lucha por las 40 horas semanales de trabajo, pero no cuenta con tiempo libre para hacerlo.

Estudiante de una maestría en sociología e integrante del Frente Nacional por las 40 horas, iniciativa ciudadana que impulsa esta reforma, la joven también es madre autónoma de un niño de 11 años, sin embargo, sus labores de cuidado siempre han sido pausadas por otras tareas.

  • El Dato: El Congreso capitalino prevé llevar a cabo la consulta del Sistema de Cuidados del 12 de diciembre al 31 de enero del 2026 para elaborar un dictamen para febrero.

“Las mujeres tenemos que malabarear entre tareas de cuidado y trabajo, como una doble o triple jornada laboral. Sí quiero entrarle al debate de los cuidados o de la reducción de la jornada laboral, pero ¿a qué hora si no tengo tiempo?

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“La maternidad es una actividad constantemente interrumpida. Siempre hay un momento donde tengo que ponerme a trabajar, estudiar u otra cosa. Las cuidadoras no podemos hacer ninguna actividad de forma continua, tenemos que estar dividiendo cachitos de tiempo”, comentó en entrevista con La Razón.

Cada día, la joven cuidadora se levanta a las 06:00 horas para alistar a su hijo para la escuela. Después regresa a casa para hacer las labores domésticas que pueda y acudir a la escuela. Este tiempo es similar al de una jornada laboral y a él se suma otro más que hace como madre hasta la madrugada.

  • 9 de cada 10 personas que dejan un trabajo por los cuidados son mujeres
  • 10.8 horas dedican más las capitalinas que los chilangos en labores de cuidados

“Desde la licenciatura trabajo y estudio. Ahora, por fortuna, tengo una beca. Dedico ocho horas diarias o más a la escuela. El cuidado lo voy malabareando”, apuntó.

Por la tarde Alitzel Cruz regresa por su niño y, terminando sus estudios, revisa qué puede hacer el resto del día, casi siempre pendientes del día previo. A veces tiene unas horas libres a la semana, que destina para salir con su hijo a un museo, asistir a alguna marcha o pensar en sus amigas que no ha visto en meses.

“Si tuviera más tiempo libre me gustaría salir con mis amigas a comer algo, ir a una obra de teatro, más militancia política, asistir a un concierto o leer un libro que no sea de la escuela, sino el que yo quiera leer.

“De las interacciones cotidianas fuera del cuidado o el trabajo se generan las redes que te sostienen. Muchas mujeres no tenemos esas redes porque ni siquiera tenemos tiempo de cultivarlas”, expresó.

La escasez del tiempo libre es la principal consecuencia de ser una mujer cuidadora. Ellas dedican 39 horas a la semana a esta labor, como Alitzel Cruz, en cambio, los hombres cuidadores destinaron 31 horas, muestra la Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados 2022.

Por otro lado, en 2024, el Consejo de Evaluación de la capital encontró que 57 por ciento de los habitantes de la ciudad sufren pobreza de tiempo. Los hombres son quienes tienen menos tiempo libre que las mujeres, 60 por ciento y 54 por ciento de estas respectivas poblaciones.

La coordinadora del programa de justicia de género y cuidados en Oxfam México, Mariana Bello, adicionó que las mujeres más empobrecidas, en zonas rurales, comunidades indígenas y periferias de las ciudades, como Alitzel Cruz, emplean 11 horas más en cuidados que las mujeres más ricas de este país.

Gracias a esta desigualdad, no necesariamente ellas ocupan sus horas libres en lo que deseen.

“En países como México, donde las condiciones de vida están lejos de estar satisfechas para la mayoría, cuando las mujeres logran liberar tiempo de cuidados, generalmente lo usan para invertirlo en más trabajo.

“Obviamente es en beneficio de ellas, sus familias o sus comunidades. Pero si reduces el tiempo de cuidados para trabajar más, ¿qué tanto se gana tiempo libre?”, cuestionó Mariana Bello.

Si bien el Sistema de Cuidados de la Ciudad de México —un conjunto de infraestructura, programas sociales y presupuesto para reconocer, redistribuir y reducir estas labores— puede contribuir en el bienestar de las cuidadoras, la especialista señaló que es igual de importante a qué se destina el tiempo liberado.

“Las mujeres pueden emplear ese tiempo en educarse o trabajo productivo, pero también descansar, divertirse, incluso en la organización comunitaria o política”, indicó.

La activista Alitzel Cruz advirtió que la reducción de la jornada laboral o el sistema de cuidados a veces se enfocan para el mercado laboral.

“No queremos producir más, queremos vivir mejor. No se trata de que alguien cuide mientras estamos trabajando. El Sistema más bien también tendría que garantizarnos tiempo y descanso para poder acompañar en los cuidados, tiempo libre real”, sentenció.

La encargada del Sistema de Cuidados de la ciudad, Araceli Damián González, aseguró a este diario que la desigualdad del tiempo libre que hay entre hombres y mujeres por las labores de cuidados podría reducirse sólo hasta el año 2028.

“El sistema de cuidados tendrá apenas un año (en 2026) y veremos pocos avances, relativamente. La pobreza de tiempo se transformará con el sistema de cuidados en dos años más”, aseguró a inicios de noviembre la también secretaria capitalina de Bienestar e Igualdad Social.

Para que se acabe la escasez de tiempo libre de las cuidadoras se necesita crear el sistema de cuidados y reducir la jornada laboral, pero también cuerstionar la manera que entendemos el tiempo y el trabajo, sostuvo Alitzel Cruz.

“En una sociedad en la que lo central es lo que deja dinero, el tiempo libre termina en los márgenes, como prescindible o un lujo. Pero no es así, no estamos aquí para producir, sino para vivir. El sistema de cuidados debe reorganizar toda la vida en torno al bienestar y no a la productividad”, comentó.

Las diferencias
Las diferencias ı Foto: Especial
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