A las cosas por su nombre: Delincuencia

A las cosas por su nombre: Delincuencia
Por:
  • larazon

Mónica Garza

Lo que voy a decir va a sonar lapidario, pero es lo que hay: México es un país violento, que tolera la violencia, y lo que es peor, que se equivoca al intentar enfrentarla. Ahí están nuestros niños maltratadores y nuestras escuelas cómplices y calladas. ¡Lamentable!

Litros de tinta han corrido describiendo, explicando, cuestionando y hasta justificando este fenómeno del acoso escolar que crece imparable. Pero hemos llegado al punto erradísimo de utilizar el término “Bullying” de manera indiscriminada y hasta ignorante. Se volvió la palabra de moda para señalar cualquier situación de violencia escolar o laboral y ya va siendo hora de llamar a las cosas por su nombre. El asesinato no es bullying, es asesinato. El acoso no es bullying, es acoso. El intento de homicidio no es bullying, es homicidio en grado de tentativa. Y todos ellos son delitos tipificados y castigados por la ley.

Muchos “lidercitos” violentos en las escuelas no son niños “buleadores”, son delincuentes en potencia. Y los maestros “distraídos” son cómplices con todas sus letras.

Lo que esta situación nos está señalando es que tenemos niños furiosos, sin ningún control de sus emociones. Niños maltratados que se entrenan con los más débiles para ser adultos maltratadores, ante la mirada indolente de maestros que cada vez nos quedan peor. Pues ya no sólo adolecen de calidad académica, también de calidad moral.

Se tenía que morir en Tamaulipas Héctor Alejandro Martínez a sus 12 años, víctima de golpes recibidos por sus compañeros de clase, y conmocionarse el país entero con la noticia, para que la Secretaría de Educación Pública apurara su convenio con las “15 acciones contra el acoso escolar o bullying”, que viene lleno de trillados verbos como “fortalecer”, “incorporar”, “fomentar”, “desarrollar”, “enriquecer”, “organizar” y demás promesas contenidas, igual que en todos los aburridísimos documentos redactados en cualquier escritorio de jefatura de departamento de una dependencia pública, para adornar a un funcionario en su discurso.

¿Y la justicia? Esa anda medio perdida. Esta semana dice que obtuvo un “logro inédito”, cuando un juez federal amparó a una menor contra omisiones de autoridades federales educativas que toleran el Bullying.

¿Qué significa esto? En resumen, que le pusieron a la niña a una mujer “guardaespaldas” en la escuela para que entre otras, “vigile los espacios comunes de encuentro de la menor con sus compañeros, durante las entradas, cambios de clase, recreos y almuerzos, a fin de evitar el acoso escolar” y para “escuchar a la menor, a fin de que se exprese sobre las medidas que se han tomado, y si es su deseo cambiar de grupo”, “para que se sienta protegida y en confianza en el centro escolar”.

¡Hasta parece chiste! De verdad ¿para eso va a necesitar un guardia cada niño amenazado o agredido en una escuela? Acaso expresarse ¿no es un derecho de los niños? Y cuidarlos, ¿no es una obligación ineludible de maestros y autoridades escolares?

Según datos de la SEP, la educación básica en México abarca al 90% de los alumnos de preescolar, primaria y secundaria que suman alrededor de 35 millones de estudiantes. Entonces, ¿cuántos “guardaespaldas” vamos a necesitar? y más ahora que estamos fomentando la cultura de la denuncia en los planteles educativos.

¿Qué sigue? ¿Entrenar un cuerpo de policías especializado “guardaniños”? ¿Qué es lo que vamos a tener entonces? ¿Niños permanentemente vigilados, que se sientan amenazados y atemorizados? ¿Resultado? Obviamente más violencia.

¿No sería más efectivo supervisar y direccionar mejor a los jóvenes sobre lo que ven, lo que leen, lo que escuchan y el ambiente familiar en el que viven? No sería mejor que en la entrada de las escuelas se retiraran estrictamente celulares, cámaras o cualquier aparato con el que se puedan hacer grabaciones de las agresiones que después se suben a las redes sociales como trofeos? ¿No estaría bien poner más énfasis en la concientización de los padres, acerca de las consecuencias sociales y efectos legales que pueden tener los actos violentos de sus hijos en la escuela?

Nuestros jóvenes necesitan EDUCACION y autoridades efectivas, no “nanas” acusonas.

Pero bueno, ya que está ahí supervisando su “logro judicial inédito”, ojalá que no se les vaya a distraer …

monica.garza@razon.mx

Twitter: @monicagarzag