Alicia y el Papa jesuita

Alicia y el Papa jesuita
Por:
  • larazon

Elisa Alanís.

Alicia ha dedicado su vida a ayudar a los demás en una de las comunidades de la Iglesia Católica menos vistosa y poderosa, una congregación de religiosas fundada en el norte de nuestro país y consagrada al servicio social.

Desde que ingresó, hace más de cincuenta años, se ha entregado a la problemática de los que menos tienen y particularmente la situación de las más vulnerables, las indígenas.

La hermana estudió con teólogos en México y en el Chile socialista de Allende.

Ha participado en innumerables eventos internacionales donde se analizan y discuten los problemas de la mujer latinoamericana.

Su apostolado la ha llevado a las zonas conflictivas.

Ha hecho lo que pocos: vivir en condiciones difíciles atendiendo las labores de ayuda humanitaria más crudas.

Esa ha sido su pasión y su misión en la vida.

Se ha topado constantemente con una jerarquía eclesiástica formal, rígida, misógina y, en general, inmoral. Una jerarquía lejana a las necesidades apremiantes de la gente y cercana a las acciones más reprobables de los grupos de poder.

“Lo que se dice de Norberto Rivera es sólo la punta del iceberg”, comenta.

“La acción y la omisión están presentes”.

Durante los anteriores papados, en particular el de Juan Pablo II, no sólo se destruyeron vidas de niños y familias enteras por los casos de pederastia, sino que también se desarticularon grupos, órdenes y seminarios que eran percibidos como opositores a los cánones más conservadores.

Para Alicia la llegada del Papa Francisco significa, al menos, la posibilidad de un giro. Sabiendo lo difícil que es un cambio de fondo en esa poderosa organización, la diferencia puede estar en los detalles y matices.

El nuevo Papa proviene del continente que más ha cuestionado a lo largo de la historia la estructura tradicional.

En las décadas de los setenta y ochenta la Teología de la Liberación, originada en Brasil, presentó la imagen de un Cristo revolucionario, un transformador político. Alicia se identifica con esta organización.

Y aunque Jorge Bergoglio no pertenece a esta corriente de izquierda, es un jesuita, “la orden más abocada al cambio a través de la educación y con una gran fuerza en el pensamiento crítico”.

Sor Alicia pide no dar a conocer su nombre real. Pues como religiosa puede luchar de frente contra los males que la pobreza, la marginación y la discriminación generan. Pero difícilmente puede confrontar de manera abierta, so pena de excomunión, los rigurosos cánones e intereses de la Iglesia Católica Apostólica y Romana.

elisa.alanis@3.80.3.65

Twitter: @elisaalanis