Aprovechemos experiencia y conocimiento

Aprovechemos experiencia y conocimiento
Por:
  • larazon

Francisco Calleja

En las Conferencias de Ginebra, de la Organización de las Naciones Unidas, Carlos Slim Helú sugirió a los países con problemas que elevaran la edad de jubilación a los 70 años y que flexibilizaran los horarios de trabajo, con un cambio a 3 días laborables con 11 horas cada uno. Subrayó que la experiencia y el conocimiento debían valorarse.

No hay que esperar a estar en problemas. Tomemos ya la sugerencia, las condiciones de México no están para prescindir de un segmento importante de la fuerza laboral, que tiene experiencia y conocimiento acumulados que pueden aprovecharse.

En la gráfica puede verse que no estamos para darnos el lujo de desperdiciar a casi cuatro millones de personas o de enviarlas a la economía informal, que quisiéramos reducir. Oportunamente la ley del Impuesto sobre la Renta en un decreto del 30 de marzo pasado, permite deducciones adicionales a las personas físicas o morales que contraten trabajadores mayores a 65 años.

Un análisis por sector mostraría algo semejante a lo que he visto en educación durante los últimos años, en concreto en las universidades privadas. Del total de profesores con que cuenta, en muchos casos la institución ha pagado su maestría, su doctorado y cursos de capacitación, pero hay un porcentaje alto de merma, sea porque se van a otra institución educativa (el menor de los males), porque se van a otros sectores (mejor pagados obviamente) y finalmente porque son separados u obligados a jubilarse a los 65 años.

Conozco ejemplos de profesores que no estaban listos para el retiro y que podían seguir aportando, algunas instituciones inteligentemente les permiten continuar pero cambiando la relación laboral, contratándolos por honorarios, pero otras sólo los liquidan. Hace unos días una excelente profesora, con estudios doctorales y con varios libros escritos, me decía que forzosamente tendrá que jubilarse en dos años.

 Hace años las universidades no eran así: Raúl Niño Álvarez, el mejor profesor que tuve tenía 55 años cuando me dio clase, al iniciarme en la docencia tuve sus consejos en un periodo de sus 59 a sus 67 años; más los de mis dos jefes, Alejandro Prieto, que transitó de 66 a 74 años y Luis Ruiz de Velasco de 64 a 72 años. Puedo decir que son tres de las cuatro personas que más contabilidad han enseñado en este país y si ellos se hubieran jubilado a los 65 años, mi alma mater hubiera colapsado. Eduardo Creel sería el cuarto de este grupo, que juvenilmente fue de los 51 a los 59 años en ese periodo, siguió haciendo aportaciones después de jubilado en el Despacho Casas Alatriste, en la famosa hora del café inventada por él, tal vez por ello sugería elegir un trabajo en que la edad lo hiciera a uno más valioso por sus conocimientos.

No tomemos medidas tajantes, hay personas ya cansadas y quieren jubilarse, pero dejemos que quienes están dispuestos continúen y aprovechemos lo que pueden enseñarnos. No se trata de ayudarlos a ellos, sino a nosotros.

francisco.calleja52@gmail.com