Canción de otoño: Pablo Milanés José María Vitier

Canción de otoño: Pablo Milanés José María Vitier
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  • carlos_olivares_baro

Pablo Milanés introdujo “un nuevo modo dentro de la canción cubana, ensamblando elementos procedentes de la música universal con formas eminentemente criollas” (H. Orovio). Posee capacidad natural para pasearse airoso por diferentes géneros de la música popular caribeña: bolero/filin, guaracha, guaguancó, changüí, danzón, guajira, bolero mexicano... / José María Vitier: pianista de refinada sensibilidad neoclásica y afrocubana: ha escrito música para televisión, teatro, cine y radio. Sus composiciones están sustentadas en aires tradicionales cubanos.

Canción de otoño, de José María Vitier (piano) & Pablo Milanés (voz), conforma un almanaque de catorce temas de elegancias enmarcadas en la tradición trovadoresca cubana. Retumbo del bolero tradicional cubano entrecruzado con apuntes  contiguos a la música de cámara en prosodia de vals, romanza, bambuco, habanera.

Vitier musicaliza a Rubén Darío (“Canción de otoño”),  Gabriela Mistral (“Besos”), Federico García Lorca (“Tengo miedo a perder la maravilla”), Salvador Díaz Mirón (“Deseos”), Cintio Vitier (“Amor”),  José Martí (“Se dice cubano”),  Fina García-Marruz (“Sólo el amor”), Ernesto Cardenal (“Al perderte yo a ti”) y  San Juan de la Cruz ( “Un Pastorcico”).  Silvia Rodríguez Rivero participa con dos textos: “Quizás fue ayer”, “Solía un ángel”. El pianista habanero completa la recapitulación con su rúbrica en los temas: “Al pie de tus altares”, “Tus ojos claros” y “El aire que te rodea”.

[caption id="attachment_783618" align="alignright" width="300"] Canción de OtoñoArtista: Pablo Milanés & José María VitierGénero: Canción cubanaDisquera: Bis Music[/caption]

Piano y voz realizan un recorrido por rutas de hojarascas preludiantes de un aventurado invierno. Vitier estampa signos melódicos ataviados de conformes que hacen guiños a Manuel Saumell y a Ernesto Lecuona. Pablo Milanés frasea con franco delirio —cordialidad exaltada, íntima, cálida y afectuosa— los salmos desde tesitura rebosada. Todo el secreto de estos versículos es develado gracias a un piano empinado en liturgia radiante y a una voz de oficiosa y entrañable cubanía.

Ya Pablo había dialogado con el piano de Chucho Valdés en Chucho y Pablo. Más allá de todo: arrobamiento de virtuosismo en que apuntes filinescos trazados desde improvisaciones powellianas cifran grandes momentos de la canción cubana contemporánea (“Día de Otoño”, “Cita”, “Distancias”, “Recuento”...). Milanés opta por desbordarse en las pausas, aquietar los bemoles cuando es necesario, empinar las concordias desde lúcida, transparente y sutil oratoria.

Enfática  elipsis melodiosa en “Sólo el amor”: “Cuando te llamo, / no vienes. // Cuando me llamas, / no voy. // Para que a nuestro encuentro vaya / sólo, el amor”. Imaginativa concordia de guajira y untos trovadorescos en  “Al pie de tus altares”: “Tú que has sido el consuelo de los pobres. / Tú que conoces el corazón de los cubanos. / Tú, que no existe milagro que no obres, / haz divino el milagro de lo humano”. Sutil y elegante el apunte sonero en “Se dice cubano”: “Se dice cubano. / Yo no sé qué misterio de ternura / tiene esa dulcísima palabra”. / El milagro del amor desanda por estos parajes melódicos-armónicos. Piano en salterio inmaculado. Declamaciones en elocuencia de azorado sigilo: baño de ternura que presagia el invierno. Canción de otoño: armónicos de ondulada belleza sonora.