¿Censurar a redes por golpiza a Ana Guevara?

Tentación autoritaria gana terreno en la opinión pública a raíz de la golpiza que sufrió la senadora del PT, Ana Guevara, quien propone “erradicar o regular” la violencia en redes sociales.

Tras el ataque que sufrió, no faltaron quienes en Twitter y Facebook postearan comentarios ofensivos hacia la exvelocista, quien al sentirse doblemente agraviada presentó en el Senado un punto de acuerdo “relativo a toda la violencia digital que se ha suscitado a raíz del tema”.

Llamó además “tanto a Facebook como a Twitter” a hacer una cruzada contra la violencia, y al Congreso a legislar al respecto para «erradicarlo o regularlo, no puede haber violencia sobre violencia”.

Como se trata de una senadora de izquierda encontró gran apoyo de opinadores y políticos que en el calor de la indignación no se han percatado del intento de censura y ataque a la libertad de expresión en esa propuesta.

Hay de entrada una hipocresía de los políticamente correctos que apoyan esa iniciativa, pues otras mujeres han sido agredidas en redes y nadie parece indignarse: la primera dama, Angélica Rivera; la panista Margarita Zavala; Anahí; Galilea Montijo, Andrea Legarreta y Ninel Conde, por ejemplo.

Es condenable la agresión a Ana Gabriela Guevara y las autoridades están obligadas a presentar a los responsables ante la justicia, pero de eso a lo que pretende la senadora hay un gran trecho. Porque el odio (de género, político, social o cualquiera), que se manifiesta en Twitter o Facebook, no se resuelve censurando o limitando la libertad de expresión en esas redes.

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Cara dura resultó el actor llevado a diputado constituyente por AMLO Damián Alcázar, quien después de tres meses de ausencias a las sesiones se presentó muy campante el viernes para decir que sus inasistencias son “por trabajo” y porque “soy ciudadano libre y puedo hacer lo que me plazca”.

Mal parado deja a AMLO, quien lo puso en la curul y cuyo discurso gira contra los compadrazgos y los amiguismos en los gobiernos. Pues si su legislador se manda solo y nadie le obliga a cumplir con la responsabilidad para la que fue electo, qué se puede esperar de un eventual gabinete presidencial del líder de Morena.

Porque además, sin pena alguna, Alcázar dice que volverá a ausentarse y que durante los 90 días en que no acudió a la Asamblea Constituyente estuvo siguiendo los trabajos vía Internet.

Pésima actuación: nadie se lo creyó.

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En ridículo están quedando los políticos de Morelos empeñados en destituir a Cuauhtémoc Blanco, alcalde de Cuernavaca, al que por su trayectoria futbolística han considerado menos que un aprendiz de político.

Al exdelantero le han hecho de todo: lo acusaron de derrochar el presupuesto del municipio, de abandonar sus labores como edil y de recibir siete millones de pesos para ser candidato a la alcaldía y hasta un contrato exhibieron con su firma falsificada. Y ahora el Congreso estatal le abrió juicio político por mentir sobre su lugar de residencia, pero la Suprema Corte echó abajo ese intento.

Está exhibiendo el Temo a los políticos de Morelos, como si fueran futbolistas llaneros.

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